¿Cuándo va a parar esto?
En el último tiempo he convertido en costumbre algo simple: ayudar. Ofrecer una mano genuina cada vez que veo a alguien complicado. No lo pienso demasiado, sólo trato de ir más allá de un simple ¿cómo estás? Hace poco conversé con dos alumnas. Me dijeron de inmediato: “uf, a full, llenas de pega”. Tenían una pastelería desde hace 3 años y estaban sobrepasadas de trabajo, responsabilidades y cansancio. Les costaba venir a entrenar, pero lo necesitaban. Les conté que me dedico a ayudar a emprendedores a organizar mejor sus negocios, a no matarse en el intento. Se entusiasmaron… hasta que respondieron: “más adelante, ahora estamos muy ocupadas”. La misma historia la veo en mis grupos de mentoría. Hace poco armé uno enfocado en Marketing y Ventas, especialmente para quienes ya no tienen margen de error. Ahí no hay espacio para improvisar: lo urgente los come. Segunda reunión, uno no apareció. Estaba ocupado dando clases. Le escribí claro: si no puedes comprometerte a una hora y media al me...