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Mostrando entradas de septiembre, 2025

¿Cuándo va a parar esto?

En el último tiempo he convertido en costumbre algo simple: ayudar. Ofrecer una mano genuina cada vez que veo a alguien complicado. No lo pienso demasiado, sólo trato de ir más allá de un simple ¿cómo estás? Hace poco conversé con dos alumnas. Me dijeron de inmediato: “uf, a full, llenas de pega”. Tenían una pastelería desde hace 3 años y estaban sobrepasadas de trabajo, responsabilidades y cansancio. Les costaba venir a entrenar, pero lo necesitaban. Les conté que me dedico a ayudar a emprendedores a organizar mejor sus negocios, a no matarse en el intento. Se entusiasmaron… hasta que respondieron: “más adelante, ahora estamos muy ocupadas”. La misma historia la veo en mis grupos de mentoría. Hace poco armé uno enfocado en Marketing y Ventas, especialmente para quienes ya no tienen margen de error. Ahí no hay espacio para improvisar: lo urgente los come. Segunda reunión, uno no apareció. Estaba ocupado dando clases. Le escribí claro: si no puedes comprometerte a una hora y media al me...

¿Y si a algunos no les gusta?

Escribamos de un tema incómodo: la obsesión con agradar a los demás. Esa continua preocupación respecto de que va a opinar el resto respecto a nuestras acciones y como eso termina influenciando nuestro accionar, en ocasiones evitando que hagamos lo que realmente queremos. todos tenemos esa vocecita en nuestra cabeza que nos trata de "proteger" del ridículo y la exposición social; “¿y qué van a pensar de ti?”. Un mecanismo de supervivencia antiguo, diseñado para que no te echaran de la tribu y murieras solo en la selva. Esta voz podía ser la diferencia entre la vida y la muerte. No ser aceptado en la tribu podía marcar la diferencia entre volver a alimentarnos, en sentirnos protegidos, lo que hacía fundamental el tener la capacidad de "agradar" al resto. Literalmente nuestra vida dependía de eso. La adolescencia es la etapa donde más lo sentí. Esa mezcla rara de querer ser único, pero no demasiado distinto porque “distinto” significa quedar fuera de la tribu. Esta et...

Aprender a aprender

Tengo el recuerdo vivido de haber terminado mi carrera y lanzarme a trabajar. Recuerdo con claridad como estaba frente a una planilla excel, tenia que preparar unos reportes y no tenía la menor idea de como hacerlo. Mi jefe se me acerca y me pasa un "libro" con montones de tablas y gráficos y me dice; "hay que tener esto para la próxima semana". Para mi suerte, el ingeniero que estaba a cargo antes se había ido y el que tenía más experiencia para ayudarme estaba de vacaciones. No me quedó otra que llamar al que estaba de vacaciones y decirle, de manera franca, " ¿Cómo hago esto? Después de hablar un rato y escribir todas las recomendaciones me lancé a desarrollar la tarea. Encontré la información, empecé a trabajar en tabularla y vamos a trabajar. Recuerdo que la tarea me tomó todo el fin de semana, si, tenía un trabajo de Lunes a Viernes pero la realidad es que no sabía como hacerlo, así que tuve que utilizar tiempo adicional y trabajé incesantemente para tene...

¿Cuántas veces lo vas a intentar?

Tenemos una cantidad finita de intentos. Cada vez que lo intentamos ponemos a prueba nuestra fe en el proceso. Cada vez que fallamos, perdemos un poco de esperanza. Y llega el momento en que la pregunta pesa: ¿realmente vamos a intentarlo una vez más? Empezar un nuevo desafío siempre trae un riesgo implícito: fallar, no lograr el objetivo. Claro, está el discurso de que la falla es aprendizaje, y es cierto que cada error nos acerca. Pero también es cierto que cada tropiezo erosiona nuestra confianza, merma el compromiso y a veces hace difícil levantarse de nuevo. ¿Cómo navegamos esta dualidad? Hay una delgada línea entre perseverancia y obstinación. Creer en el proceso no es lo mismo que quedar atrapado en algo que no nos conduce a nada. El costo de oportunidad termina siendo lo más relevante: nuestro tiempo y nuestra atención son finitos. ¿Estamos dedicando esos recursos a lo correcto? Ahí entra el trabajo brutal de auditar nuestras metas. Preguntarnos con honestidad: ¿lo hago por mí ...