El todo o nada

Llegamos a fin de año y el mundo se desordena. Pareciera que efectivamente estamos al borde del precipicio, acercándonos al final de un ciclo.

¿Realmente es así?

Todos los diciembres son más o menos iguales. Llenos de actividades, llenos de celebraciones, llenos de apuro por terminar todo lo que dijimos que haríamos durante el año. El cierre del calendario siempre trae consigo cierto nivel de locura, de estrés, que nos juega en contra. Nos sabotea un poco en la búsqueda de nuestros objetivos o, para ser más precisos, nos desenfoca y nos desbalancea.

Durante estas semanas me encuentro constantemente con la frase: “en enero empiezo”. Conversaciones donde las personas deciden postergar un comienzo que, en el fondo, saben que necesitan con urgencia. Bajar de peso, mejorar indicadores de salud, recuperar energía. Da lo mismo el objetivo: lo que buscan requiere empezar ahora. Pero diciembre se transforma en la excusa perfecta.

Porque “ya no vale la pena”, porque “no se puede hacer bien”, porque “si no lo hago con todo, mejor no hago nada”.

Qué nefasto concepto.

Si algo me ha enseñado el fitness es que la constancia es infinitamente más importante que la perfección. Está lleno de gurús hablando de entrenamientos perfectos, dietas perfectas, rutinas ideales. Y lo único que logran es que las personas se enreden, se paralicen y terminen sin hacer nada. Se pierde de vista lo esencial: sentirnos bien, cuidar nuestra salud, construir una mejor versión de nosotros mismos.

Todo eso no requiere perfección. Requiere presencia. Requiere intención sostenida.

Los procesos de cambio son complejos. Requieren esfuerzo y compromiso, pero, paradójicamente, lo que menos necesitan son expectativas gigantes. Si vas a comenzar un proceso, comienza ahora. Deja de esperar el momento perfecto, el plan perfecto, la dieta perfecta. Empieza con pasos pequeños, pero en la dirección correcta.

¿Y cuál es esa dirección?

Tu salud. Tu energía. Tu bienestar.

Eso no se posterga. No se construye “desde enero”. Se construye cada día, con acciones pequeñas, repetidas, sostenidas.

¿Quieres comenzar a cambiar? El momento es ahora. No tienes que esperar a enero.

No tiene que ser cinco veces a la semana.

No tienes que hacer una dieta.

No tienes que hacerlo todos los días.

Tienes que empezar de a poco, pero empezar de verdad. Romper la inercia. El interés compuesto es el mejor aliado de tu salud, y funciona igual en diciembre que en enero.

Deja de poner tu salud al final de la lista. Empieza a demostrar —con acciones— que la persona que quieres ser es alguien que se prioriza, que se cuida, que entiende que su bienestar no es negociable.

Y qué mejor declaración que empezar justo en el mes que todos usan como excusa.

¿Quieres construir un nuevo tú?

Entra al 2026 sabiendo que hiciste lo difícil. Que no le diste la espalda al desafío. Que no esperaste el momento perfecto. Que comenzaste cuando era incómodo.

No necesitas hacerlo todo.

Necesitas empezar.

Y no detenerte nunca más.

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