¿Que hago acá?

Voy a tomarme el tiempo de escribir un poco acerca de lo que viví este fin de semana. La verdad es que me sirve para ordenar las ideas y para hacer de esta experiencia algo más duradero. Al final, estas cosas pasan a un ritmo frenético y necesitan un espacio de reflexión. Poder entender qué pasó, qué aprendizajes me llevo y cómo pasar de la información a la acción, cómo diseñar una estrategia que nos lleve a implementar parte de lo aprendido.

Pero antes de ir al detalle, quiero reflexionar acerca de qué hago acá. Ya escribí un post en Instagram al respecto, pero quiero expandir un poco más el concepto.

Debo ser honesto: en muchas ocasiones durante este fin de semana me sentí “menos”, me sentí pequeño. A muchos de los integrantes de esta industria los miro hacia arriba. Con admiración, pero con distancia. Me cuesta proyectarme logrando lo que ellos han logrado; me cuesta ver cómo su realidad puede transformarse en mi realidad. Veo una brecha enorme, un abismo de diferencia entre lo que hacemos. Es curioso, porque en teoría hacemos lo mismo, pero en la práctica, a veces parece que jugamos dos juegos completamente distintos.

Partamos por el principio. Lo primero que resulta abrumador es la cantidad de personas que convoca el evento. Más de 1.000 personas. De esos, unos 600 en el salón de “owners”, dueños de boxes de CrossFit y centros de entrenamiento. Con el tiempo, 2 Brain ha demostrado ser efectivo para el modelo de fitness de nicho, y eso ha ido atrayendo a más personas. Para alguien introvertido como yo, estar en un salón de ese tamaño rodeado de tanta gente es un desafío. Solo bajar al salón me abrumaba.

Lo segundo es el idioma. Estos eventos requieren habilidades de comunicación: preguntar, escuchar el doble, buscar conectar. Hacer todo eso —que ya me resulta difícil— en otro idioma, es aún más complejo.

Luego empiezas a conversar con algunos dueños de gimnasio, con expositores, y te das cuenta del camino que han recorrido: múltiples locaciones, ventas impresionantes, historias de emprendimiento con final feliz. Negocios exitosos en todos los sentidos, que generan impacto en las personas, cambian vidas y permiten a sus dueños vivir de ello. Personas que exudan confianza. La confianza de quien superó un gran desafío.

Trato con estas líneas de pintar la imagen de lo que viví, o al menos de cómo se siente estar en este tipo de eventos. Creo que me cuestan mucho, más de lo que deberían. Constantemente busco caras familiares, busco a quienes sí me hacen sentir que estoy en el lugar correcto, quienes parecieran alegrarse de verme en este lugar. A estas alturas no son pocos. Esta Peter, mi mentor, que siempre se da un espacio para compartir. Está Rickard de Alemania, un gran coach y mejor dueño de box. Están mis amigos mexicanos, está Eden, que es parte del equipo de Two Brain y siempre está pendiente de tratar de ayudarme. La verdad, cada una de estas caras hacen de mi estadía un poco más cercana.

La jornada avanza. Veo presentaciones, converso con dueños de boxes de todo el mundo. Es fácil empezar las conversaciones: soy el loco que viene de Chile, el único de Latinoamérica, el único que habla español. Pero no es tan así. Se me acerca un brasileño, uno de República Dominicana, uno de Costa Rica. Tengo la suerte de compartir con mi gran amigo Luis Enrique, de México. De a poco me siento menos pequeño. De a poco veo que todos tenemos los mismos problemas. No importa el país en el que estés: mantener a las personas en movimiento es complejo, es un desafío y requiere esfuerzo.

Todos enfrentamos los mismos retos. Vendemos algo difícil, vendemos algo complejo. Trabajamos con personas. Muchas veces nos sobra conocimiento sobre cómo funciona el cuerpo humano, y nos falta conocimiento sobre cómo funcionan los humanos. Esto se repite en todos lados.

Ahora, sí hay diferencias. La brecha es grande. En la sala hay cientos de dueños de boxes con negocios sanos, que impactan a sus coaches y a sus alumnos. Historias maravillosas. En Latinoamérica hay poco de eso. La posición del coach sigue siendo de bajo valor, de bajo impacto. Nos falta mucho por avanzar, mucho por construir, mucho por lograr.

Al final, respiro un segundo. Llego al cierre del evento con una conclusión clara: quiero seguir acortando esa brecha. Quiero hacer más cosas que nos permitan disminuirla. Sé que necesitamos una mejor industria, mejores emprendedores en el fitness. No otros; los que hay tienen una pasión inigualable. Solo necesitamos entender que esto no se arregla con trabajar más, sino con trabajar mejor. Con unirnos, con lograr un cambio.

Tal vez, en unos años deje de ser el único loco de Sudamérica que viene a estas cosas. Tal vez deje de sentirme solo. O tal vez algún día hagamos eventos como estos en Chile. Sería lindo. Sería un sueño.

Terminé el evento con una grata conversación con Chris Cooper, el creador de 2 Brain Business. Le dije fuerte y claro: quiero que más boxes en Chile puedan acceder a esto. Quiero ayudar a que todo lo valioso que aprendemos en estas instancias llegue a Latinoamérica. Y no se trata de traducir al español. Se trata de entender nuestro mercado, nuestra realidad, y encontrar la forma de construir mejores negocios, mejores dueños, mejores coaches. Que todo empiece a mejorar. Lo invité a que intentáramos hacer algo juntos, y me ofrecí a ayudar en lo que fuera necesario. No sé si quedará en algo, pero al menos me queda la tranquilidad de haberlo intentado.

Queda mucho por avanzar. Mucho por mejorar.

Pero hay algo que tengo claro: esta brecha no se va a cerrar sola. Se cierra con acción. Y para eso vine. Para eso estoy acá. Y para eso seguiré estando.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Decisiones y cambios

Hombres de Acción