El último gimnasio de tu vida
El proyecto de Acción ha ido cambiando con el tiempo; es algo de lo que he escrito en varias ocasiones. Todos estos cambios nos han quitado cosas, pero también nos han entregado otras.
Uno de los principales giros tiene relación con un mantra que nos acompañó desde el inicio: “llegar a más personas.”
En los primeros años, mi foco con el proyecto estaba muy claro. En nuestro país existe un serio problema de acceso a la actividad física. Las tasas de sedentarismo son altísimas y poder generar un cambio en eso parecía una cruzada inspiradora. Quería ser un agente de transformación en la sociedad, ayudar a las personas a vivir mejor —con mejor salud física y mental— a través de la metodología de CrossFit: una herramienta diseñada para preservar la salud a lo largo de la vida. Todo parecía perfecto.
Entonces, ¿por qué cambiamos?
Con el tiempo fuimos alcanzando algunos de esos objetivos de volumen. Llegamos a tener tres sucursales y más de 1.600 alumnos. A comienzos del 2020, antes del COVID, ya teníamos en carpeta al menos dos más. La idea era seguir replicando el modelo hasta llegar a los 5.000 alumnos. Ese número se había grabado en mi cabeza.Parecía tener sentido: a diferencia del gimnasio tradicional, nosotros no queríamos vender membresías, queríamos que las personas realmente entrenaran, que se movieran, que mejoraran su fitness. CrossFit duplicaba la tasa de permanencia promedio de un gimnasio. Lográbamos que las personas se quedaran más tiempo y se acercaran más a sus resultados. Todo esto acompañado de un fuerte sentido de comunidad, de pertenencia, que parecía tan necesario en una sociedad cada vez más fragmentada.
Entonces, nuevamente, ¿por qué cambiamos?
Detrás de esos números y de todo lo que aparentaba éxito, se escondía una verdad incómoda.
Atraíamos a muchas personas… pero muchas también se iban.
Las estadísticas promedio decían que estábamos bien, pero cuando analizábamos los datos más a fondo, la historia era distinta. Muchos de nuestros alumnos abandonaban. Habíamos puesto toda nuestra energía en atraer, no en mantener. Y quienes sí se quedaban eran, en su mayoría, personas que ya tenían el hábito del entrenamiento. Aquellos que más necesitaban nuestra ayuda, eran justamente los que más rápido nos dejaban. Lo que por fuera parecía un logro, por dentro era una contradicción: seguíamos creciendo, pero a costa de muchos fracasos. Y cada uno de esos fracasos representaba a alguien que volvía a alejarse de la actividad física. Sin querer, estábamos debilitando la confianza que buscábamos construir. Estábamos agravando el mismo problema que queríamos solucionar.
Aceptar eso fue duro. Muy duro.
Tuvimos que asumir que debíamos cambiar. Que tal vez ya no seríamos “tan cool” ni tan populares.
Había que dejar de enfocarnos solo en atraer y empezar realmente a ayudar.
Para eso, entendimos que teníamos que mirar más profundo: comprender qué motivaba a las personas, por qué llegaban a nosotros y qué necesitaban realmente.
También comprendimos que nuestros servicios debían alinearse con esa nueva visión. Que esto ya no se trataría de más personas, sino de personas que se quedaran con nosotros.
¿Por cuánto tiempo? Por toda la vida.
Queríamos ser el último gimnasio en el que te inscribieras.
Entrenar no solo para verte mejor, sino para vivir mejor. Acompañarte en todas las etapas de tu vida, porque si hay algo seguro, es que vas a necesitar mantener tus capacidades físicas para disfrutarla.
Ese es el lugar que queremos ocupar: ser un compañero de vida.
Y cambiamos.
Hoy tenemos en cada sucursal una persona encargada del “viaje del cliente”: su experiencia, sus objetivos, su progreso. Incorporamos asesorías desde el primer día para entender qué busca cada persona, qué la motiva y qué le importa realmente.
Hemos fortalecido la posición del coach, desde un instructor a un verdadero guía en tu fitness.
Poco a poco hemos adaptado nuestros servicios para que tengan sentido dentro de una propuesta de fitness para toda la vida.
Buscamos convertirnos en un espacio familiar, donde el fitness se viva colectivamente y se adapte a las distintas etapas de la vida.
Cambiar nunca es fácil. Pero cuando el cambio está alineado con tus valores, todo cobra otro sentido.
Hoy vemos que quienes nos eligen entienden el fitness como lo vemos en Acción: un complemento de la vida, una herramienta para vivir mejor, no un fin en sí mismo. No nos define, nos acompaña.
Y desde ahí seguimos construyendo.
Queremos ser el último gimnasio de tu vida, el lugar que te acompañe por siempre.
Ser el compañero perfecto para la vida que sueñas vivir.
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