Todo comienza con un sueño

Hace un tiempo leí Utopía para realistas. Al principio me pareció un libro ingenuo, lleno de ideas “buenistas” sin mucho sustento: ingreso mínimo universal, semana laboral corta, fin de frontera. Casi ciencia ficción. Pero llegando al final del libro entendí el punto: la historia está llena de utopías. Lo que hoy damos por sentado, alguna vez pareció imposible. Y el mensaje era claro: hay que atreverse a soñar sin barreras, porque solo soñando podemos encontrar la forma de hacerlo realidad.

Desde entonces me permito escribir mis propias utopías. No son ideas vagas: son sueños que nacen de lo que vivo cada día en Acción. Y sí, muchos podrían decir que son imposibles, pero justamente de eso se trata. Al final, son mis imposibles, pero siento que al compartirlos se vuelven un poco más realidad.

Una nueva mirada a la salud

Estoy obsesionado con la salud preventiva. Creo que la definición de salud como ausencia de enfermedad es un error brutal y que la salud tiene que ver con un continuo. El modelo actual está roto: los profesionales de la actividad física no tienen formación en salud, y los profesionales de la salud poco saben de entrenamiento. Además, casi todo lo que sabemos de entrenar está diseñado para el deporte competitivo, no para la vida diaria.

Sueño con que Acción sea un espacio donde ambos mundos finalmente se unan. Un lugar donde entrenadores formados en salud trabajen codo a codo con médicos, entregando herramientas para enfrentar las enfermedades metabólicas, y construyendo salud preventiva real.

Un espacio dónde profesionales de la salud puedan también cuidar su salud.

El problema es sistémico. Sueño con leyes que pongan incentivos en el lugar correcto:

Que parte del plan de salud deba destinarse a prevención (actividad física).

Que las empresas reciban beneficios tributarios por mantener trabajadores activos.

Que existan programas de bienestar en PYMES que realmente impacten, nada de descuentos para los que van al gym. Reales incentivos que movilicen a las personas.

Quiero líderes que sean ejemplo. No podemos hablar de “elige vivir sano” mientras nuestros políticos encarnan el sedentarismo y los malos hábitos. Si alguien ostenta un cargo de liderazgo debería demostrar salud física y mental. Debemos ser más exigentes con nuestros líderes.

Familias y adultos mayores como parte fundamental delos centros de entrenamiento.

Sueño con que todos los centros de entrenamiento tengan subvención para adultos mayores. Si cada box tuviera 100 seniors entrenando cada semana, transformaríamos la calidad de vida en esa etapa donde moverse es vital.

También con un modelo “family friendly”: padres entrenando con hijos, parejas cuidándose juntas, niños viendo el movimiento como un juego. Un espacio donde entrenar sea un ritual de vida en familia. Nuestra sociedad tiene instaurado el ritual de que la familia se junta en torno a la mesa. Lograr que también las familias se junten en torno a la actividad física, al movimiento.

Imagino un futuro donde entrenar se pueda prescribir. Donde doctores trabajen con coaches para reforzar tratamientos. Porque un médico te ve 15 minutos, pero tu entrenador te acompaña 3 horas a la semana. Esa continuidad puede marcar la diferencia entre cumplir o no con un tratamiento. El soporte que te puede dar tu entrenador y la compañía tienen un fuerte impacto en la salud de las personas.

Sueño con más impuestos al alcohol, cigarrillos y ultraprocesados, y que esos recursos financien salud preventiva. Se trata de poner los incentivos en los lugares correctos y desincentivar los comportamientos que nos enferman. No es prohibir es simplemente desincentivar, que este tipo de drogas no puedan ser regulados por la oferta y demanda.

Y con fuerzas públicas que sean ejemplo físico: que carabineros, PDI y seguridad ciudadana entrenen como requisito. Queremos guardianes fuertes que reflejen fortaleza y cuidado.

¿Utopías imposibles?

Tal vez. Creo que a pocos les interesan realmente estos puntos. Aquellos que me conocen y me han acompañado en este proyecto probablemente ya han escuchado más de alguna vez estos sueños. ¿Lo he intentado? muchas veces sin éxito.

Mi sueño es que Acción sea parte de esa historia. Que logremos impactar la salud de miles, y que el movimiento deje de ser un lujo o un castigo, para convertirse en un derecho, en un hábito, en una forma de vivir.

¿Estoy cerca de lograrlo? No. ¿Vale la pena soñar con esto? Cada día.

Toda transformación comienza con un sueño.

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