La triple personalidad del emprendedor.

A veces los libros cobran sentido distinto según la etapa de la vida en la que estamos. Hace unas semanas volví a sumergirme en un clásico del emprendimiento: The E-Myth. Ya lo había leído hace años, lo recordaba como un buen libro, lleno de conceptos interesantes. Pero esta vez, por recomendación de un coach al que admiro, decidí darle una segunda oportunidad. Y la experiencia fue completamente distinta. Lo que antes fue un buen libro, hoy se convirtió en algo revolucionario.

El concepto de la triple personalidad del emprendedor me voló la cabeza. No solo porque lo explica con claridad, sino porque lo he vivido y lo veo reflejado en la mayoría de los emprendedores con los que trabajo.

Todo comienza con lo que el autor llama “entrepreneurial seizure” —una especie de ataque o convulsión emprendedora. Es ese momento en que alguien, extraordinariamente bueno en lo que hace, siente que podría hacerlo por su cuenta:

  • “Podría ser mi propio jefe.”

  • “Podría hacer las cosas a mi manera.”

  • “Ganaría mucho más si trabajara para mí y no para la empresa.”

Una vez que esa idea prende, es muy difícil apagarla. Se convierte en obsesión. Y ahí comienza el verdadero problema: porque en el momento en que decides emprender ya no eres solo un técnico… ahora eres tres personas en una.

  1. El técnico es el maestro de la tarea. Vive en el “flow”, domina su arte y quiere pasar todo el tiempo en ello. Es el coach que no quiere salir de la cancha porque “nadie da clases como yo”. Puede ser cierto, pero tu proyecto necesita mucho más que buenas clases.

  2. El manager es el administrador. Ordena los números, organiza recursos, busca eficiencia. Es el director de orquesta que garantiza que el técnico pueda hacer su trabajo sin que el negocio se vaya a la quiebra. Manuales, protocolos, finanzas, administración.

  3. El emprendedor es el soñador. El que define la visión, la razón de ser. Inspira, conecta las partes y les da un propósito. No solo quiere un buen negocio, quiere construir algo que tenga impacto.

En mi experiencia, la mayoría de los emprendedores se quedan atrapados en el rol del técnico. Aman su arte y se resisten a soltarlo. Pero cuando solo vives en ese rol, el proyecto se estanca. Sin visión y sin gestión, el sueño no crece, se marchita.

En mi caso fue al revés. Yo partí como manager: mi formación y experiencia me empujaron a ese lugar. Con el tiempo fui aprendiendo a soñar, a liderar, a inspirar. Y más tarde me puse los zapatos del técnico, en la cancha, como coach. Hoy reconozco esas tres facetas en mí. Y por eso lo que plantea Michael Gerber no solo me hace sentido: lo he vivido.

Así que ya lo sabes: si creías que tener doble personalidad era complicado, imagínate tener tres. Eso es el emprendimiento. Hermoso y complejo al mismo tiempo.

Y si estás en medio de un “ataque emprendedor”, hazte una pregunta antes de lanzarte:

¿De verdad quieres desarrollar las tres personalidades, o prefieres disfrutar de tu arte sin cargar con estas responsabilidades?

Y si ya estás en el camino y te viste reflejado en estas líneas, recuerda: todos necesitamos ayuda. El primer paso es reconocerlo. El segundo es no quedarte solo.

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