¿Cómo avanzo?

¿Cómo avanzo?

Es una pregunta que escucho una y otra vez de emprendedores.

Ideas sobran, motivación también. Pero casi nunca hay un plan. Nunca hubo un plan de ascenso. Los pasos simplemente se fueron dando. Las ganas, la pasión, el entusiasmo terminaron nublando la razón.

Comenzaste dando unas pocas clases. Poco a poco fuiste sumando gente. Algunos te decían lo buen coach que eras. Tu agenda se llenó. El siguiente paso parecía obvio —y muchos te lo gritaban—: abre tu propio espacio. Ya tienes X clientes, te va bien. Eres un excelente coach. Y tú, como todos, quieres crecer. Porque crecer parece natural, casi obligatorio. Pero ¿te preguntaste para qué?

¿Para qué quieres crecer?

Muy pocos lo hacen. Algunos dicen que quieren “llegar a más”. Otros, con algo más de honestidad, reconocen que es por dinero. Y está bien. Todos tenemos que enfrentar ese problema. Pero la mayoría nunca se detiene a pensar el verdadero porqué, ¿Qué quieres lograr? Sólo siguen avanzando, cegados por la pasión. “Si soy buen coach, la gente vendrá.” Te lanzas con todos tus ahorros. Empiezas la búsqueda de un lugar. No es como lo soñaste. Estiras el presupuesto. Haces concesiones. Finalmente, encuentras el espacio. Firmas. Y empieza el show.

Remodelas. Compras implementos. Te sacas la cresta. Es emocionante. Construyes algo de la nada. Yo lo viví: hace 13 años convertimos un taller mecánico lleno de grasa en un hermoso espacio de entrenamiento. Más adelante hicimos lo mismo con una bodega de autos, una distribuidora de alcohol y hasta una tienda de lockers. Transformar espacios es hermoso. Crear se siente maravilloso.

Llega el día. Empiezas a trabajar. Estás lleno de energía. Estás cumpliendo tu sueño. Y aunque la Municipalidad te complica, todo avanza. Tus alumnos están felices. Te sacas la mugre por ellos. Logras que el gimnasio se pague, al menos la cuenta tiene plata a fin de mes. No sobra nada, pero sobrevives. Algunos meses son mejores, otros son malos. 

Pasan los meses. Llevas dos años. Nunca te tomaste vacaciones. Tu vida gira en torno a tu negocio. Es tu casa. Tus amigos te visitan ahí. Por un lado, construiste lo que querías. Por otro, te sientes atrapado.

Necesitas más alumnos. Pero así como llegan, se van. No sabes por qué llegan. Tampoco sabes por qué se van. Aquellos que te empujaron a abrir el centro, quedan pocos. Tu equipo se deteriora. Tu espacio también. Pero no hay dinero para renovar nada. Si mejoras el gimnasio, no te pagas. Si te pagas, no mejoras nada.

¿Y ahora qué?

El problema está en que nunca hiciste el cambio.

Nunca pasaste de ser el coach a ser el dueño del negocio.

Y esa transición es clave.

Porque abrir un gimnasio, un centro o un box, es abrir un negocio. Y si después de 2 años no tienes un sistema de ventas, no logras delegar tareas y no construiste rentabilidad, lo más probable es que estés atrapado en una rueda que no deja de girar. Y lo peor es que muchos se quedan ahí. ¿Por qué? Porque no quieren cambiar. Porque no quieren aprender. Porque “yo quiero dar clases, no andar haciendo Excel”.

Pero te guste o no, emprender trae la obligación de aprender.

Si tú no trabajas en tu negocio, nadie lo hará.

Y si nadie trabaja en él, nunca va a crecer.

La mayoría usa “el tiempo que le sobra” para trabajar en el negocio. Grave error. Porque si lo tratas como hobbie, vas a tener resultados de hobbie. Necesitas disciplina, foco, estrategia.

Entonces, ¿Qué hacer?

  1. Haz un inventario de tareas. Anota todo lo que haces en la semana.
  2. Documenta. Describe cómo haces cada tarea. Paso a paso.
  3. Delegación inteligente. Busca quién puede tomar esas tareas. Enséñale cómo.
  4. Libera tiempo y úsalo bien. Cada hora libre, inviértela en mejorar una sola área: ventas, marketing, operaciones, finanzas, liderazgo.
  5. Prioriza lo importante sobre lo urgente. Si no lo haces tú, el negocio seguirá girando en automático… y tú con él.

Y si no sabes por dónde empezar, Pide ayuda.

Lee, busca, pregunta, conéctate. Estamos en la era de la información.

Y si aún así necesitas apoyo, escríbeme. Estoy a un clic de distancia.

No tiene que ser tan difícil.

No tienes que hacerlo solo.

No tienes que inventar la rueda.

Y no tienes que ser esclavo de tu negocio.

Este mes ya llevo dos reuniones con dueños de centros de entrenamiento. En agosto comenzamos un nuevo ciclo de 6 meses de mentoría grupal. Vamos a trabajar incansablemente para romper este círculo y construir un negocio que trabaje para ti (y no al revés). Ojo, esto no se logra de un día para otro, requiere mucho esfuerzo, son muchas repeticiones, pero quiero acompañarlos en el camino.

¿Te quieres sumar? Estoy a un clic de distancia.

Porque el primer paso, es reconocer que necesitas ayuda.

Y todos, en algún momento… la necesitamos.

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