Cuál es el cargo que tienes en tu emprendimiento?
Desde el día en que decidí dedicarme 100% a mi proyecto, supe el rol que quería ocupar: quería ser el CEO, el Gerente General. ¿Por qué? Porque quería tomar el control, dirigir el rumbo. Tal vez por mi formación como ingeniero, donde ese rol es el destino natural, o simplemente porque quería que mi proyecto dejara de ser un hobby y se convirtiera en una empresa real.
Recuerdo con claridad ese 2 de mayo de 2014, 6:30 AM. Me senté en mi escritorio a armar un plan. El box en ese momento era algo a lo que le dedicaba “el tiempo que me sobraba”. Y con eso estaba declarando que no era una prioridad. Tenía un trabajo bien remunerado, pero que no me acercaba en nada a la vida que quería construir. Ese día tomé una decisión: construir una empresa. Sin garantías de que funcionara, pero con un plan.
El salto no fue por valentía. Fue por estrategia. Tenía ahorros, tenía un plan, y tenía claro que, si no funcionaba, me tocaría volver al mundo laboral. No fue un salto al vacío. Fue una inversión. Sabía que iba a perder dinero al principio, pero también que eso era parte del camino.
Ese mismo día definí cuánto quería ganar como gerente general, y calculé cuánto tendría que facturar el box para pagarme ese sueldo, sin considerar utilidad aún. Porque el sueldo del CEO no es la utilidad. Es el valor del trabajo de liderar el negocio. Y además, sobre eso, debía existir utilidad. ¿Por qué? Porque el riesgo de emprender tiene que pagarse. Porque la inversión debe tener retorno. Porque no se trata de sobrevivir, sino de construir algo que valga la pena.
Ahí me encontré con una verdad incómoda: no podía pagarme ese sueldo todavía. Así que definí un plan de crecimiento. Ampliar clases, aumentar facturación, formar un equipo. Aunque al principio me pagaba un monto simbólico, siempre registré el costo real de mi trabajo. No me autoengañaba. No estaba en break even. Estaba perdiendo, y necesitaba hacerlo mejor.
El problema que veo hoy es este:
Muchos emprendedores no se asumen como gerentes generales. Saltan de rol en rol: hacen clases, limpian, organizan eventos, planifican entrenamientos… pero nadie lidera el negocio. Nadie toma el rol de dirección. Y eso es clave. El CEO no es alguien que “mira cómo trabajan los otros”. Es quien orquesta. Quien alinea. Quien conecta los puntos. Quien hace que todo funcione.
Haz este ejercicio:
Suma todas las horas que trabajas en tu centro: clases, planificación, limpieza, reuniones, redes, etc. Sácalo mensual. Divide lo que te pagas por esas horas. ¿Te alcanza? ¿Vale la pena? ¿O estarías ganando más y durmiendo mejor trabajando en un Starbucks? Suena duro, pero necesitas verlo. Tal vez estás ganando bien, pero trabajando 75 horas semanales. Eso no está bien. Eso no es sostenible. Eso no es liderar.
Mi mensaje final:
Toma tu rol como Gerente General.
Deja de ser solo el coach.
Aprende de finanzas, de marketing, de liderazgo.
Rodéate de otros CEOs. Estamos en la era de la información.
Y si no sabes por dónde empezar, te puedo ayudar.
Con mentorías uno a uno, con grupos, con estos textos.
No se me ocurren más formas de decirlo: estoy aquí para ayudarte.
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