¿Y si tu negocio ya no está de moda?
Estas últimas semanas he estado conversando con emprendedores de otros rubros. Ha sido un buen ejercicio para abrir la cabeza, salir un poco de la burbuja del fitness y ver qué cosas tenemos en común —porque créanme, hay muchas— y también en qué estamos completamente perdidos los unos con los otros.
En una de estas charlas salió un tema que me dejó pensando: el mundo de la entretención nocturna. Restaurantes, bares, discotecas. Un universo tan ajeno para mí (al menos hoy en día), pero que se mueve con una lógica muy interesante: la de la moda. Un bar se pone de moda, todo el mundo va, aparecen réplicas, la moda se satura y luego muere. A veces la moda desaparece por completo. Otras veces queda, pero sólo sobreviven unos pocos. De estos hay miles de casos. Algunos se diferencian y logran mantenerse en el tiempo. Pero muchos, muchísimos mueren en el camino.
¿Quiénes se quedan? ¿Qué hacen distinto? ¿Y qué tiene que ver esto con los gimnasios?
Mucho más de lo que parece.
Cuando abrí Acción, allá por 2013, había unos 20 boxes en todo Chile. Poco entendíamos de lo que estábamos haciendo, nadie sabía muy bien lo que era CrossFit. Parte principal del trabajo era explicarlo en cada venta, en cada conversación. De a poco, sin darnos cuenta como pasó, la palabra empezó a sonar. Nos subimos a una ola que nos arrastró con fuerza. ¿Éramos visionarios? Siento decírtelo pero tuvimos suerte. Ojo, la suerte necesaria que necesita todo emprendimiento para comenzar, para sobrevivir la difícil primera etapa y lo más importante la suerte nos pilló trabajando.
Y como toda moda, llegó el boom. El modelo del “constrúyelo y ellos vendrán” que planteaba Glassman funcionó, hasta que dejó de funcionar. El mercado se saturó. Hoy todavía se habla de los más de 10.000 boxes afiliados en el mundo. Pero nadie habla de los 30.000 que ya cerraron.
¿Cuánto es el tiempo promedio que vive un box de CrossFit?
¿Cuánto es el tiempo promedio de un gimnasio boutique?
¿Estás cerca del promedio? ¿Ya lo superaste?
Hoy todos compartimos el mismo problema: cómo destacar en un mercado saturado. Ya no se trata de CrossFit. Hay gimnasios boutique, gimnasios tradicionales, entrenamiento funcional, HIIT, Hyrox, OCR, musculación, yoga con calor, Zumba militar, pilates. Lo que quieras, está ahí afuera. Y si no está, lo inventan mañana. La IA cambió la velocidad y las reglas del juego del mundo de los negocios y pareciera que esto sólo se va a acelerar más.
El marketing se ha democratizado. Todos tenemos Instagram, facebook, tik tok, todos tenemos campañas, todos vendemos transformación física y comunidad. Todos prometemos ser distintos, aunque usemos el mismo template de Canva. Todo los cambios se han acelerado gracias a las redes sociales, por culpa de las redes sociales. Y como ya no estamos de moda, ¿qué hacemos? Nos ponemos a perseguir la nueva moda. Ahora lo que se viene es “X”, entonces el negocio se adapta y empieza a ofrecer “X”. Porque claro, si hago lo que está de moda, los clientes llegarán solos, ¿no?
Seguir modas es una estrategia. Es válida. Pero también es arriesgada. Porque si cada seis meses necesitas reinventarte para “estar en onda”, puedes terminar viéndote como ese viejo que se pone la gorra para atrás y trata de hablar como adolescente para parecer joven. Todos lo hemos visto. Y todos sabemos que no funciona. Todos sabemos lo patético que se ve esa imagen.
El problema no es adaptarse. Es pensar que adaptarse es suficiente. O peor: que es la solución mágica a tus problemas de fondo.
Madurar un negocio (y no morir en el intento)
Muchos emprendedores nos enamoramos de lo que alguna vez funcionó. Queremos replicarlo, repetirlo, revivirlo. Pero cada etapa del negocio tiene sus propios desafíos. Y madurar un negocio también implica aceptar que ya no estás de moda. Dejar ir esa etapa hermosa de la adolescencia y "abrazar" una etapa más clara, más madura.
Eso no significa que estés obsoleto. Significa que es momento de fortalecer las bases. Preguntarte: ¿qué quiero construir? ¿Estoy creando un negocio que dure 20 años o estoy tratando de sobrevivir esta semana?
Yo lo sé: esta parte duele. Acá es cuando algunos dicen “Daniel, estás siendo muy pesimista”. Pero no. No es pesimismo. Es estadística. El 90% de los negocios fracasan. Y si tú quieres seguir vivo en 20 años, no puedes depender de lo que está de moda esta semana.
¿Qué pasaría si...?
¿Y si en vez de pensar en atraer más alumnos trabajas en mantener a los que ya tienes?
¿Y si lograras que el 100% de tus alumnos cumplieran los objetivos por los que te están pagando?
¿Y si ninguno de tus exalumnos se hubiera ido?
¿Te imaginas lo que eso haría por tus resultados, por tu comunidad, por tu propósito?
En resumen
No te estoy diciendo que no ofrezcas Hyrox, que no explores nuevas tendencias. Hazlo si tiene sentido, si lo puedes sostener, si va con tu visión. Lo que te digo es que no lo hagas por desesperación. No lo hagas como parche. No cambies de ropa cada vez que el mercado te lo exige.
Construye un negocio sólido, con propósito, con raíces. Uno que se adapte, sí, pero que también sepa quién es. Que tenga equipo. Que tenga impacto. Que tenga futuro.
Porque la pregunta importante no es si estás de moda.
La pregunta es: ¿estás construyendo algo que valga la pena sostener por 20 años?
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