¿Un nuevo capítulo?

Este mes, el proyecto de Acción cumple 12 años. Y como todo en la vida, el paso del tiempo deja su huella. Crecer duele. Madurar duele. Hay que dejar cosas atrás, tomar decisiones, elegir caminos. Para bien o para mal, esas decisiones van tallando quiénes somos.

Aunque Acción sigue evolucionando, ya entró en una etapa más madura. No tenemos nada escrito en piedra, pero con certeza sabemos qué cosas no queremos hacer. Hemos probado mucho. Nos hemos equivocado mucho más. Y cada error nos ha dejado una cicatriz que hoy es experiencia.

En este cumpleaños hay una idea que ronda mi cabeza, ¿Acción será capaz de soportar el paso del tiempo?

No lo digo con dramatismo. Lo digo con honestidad. El tiempo cambia todo. Cambian las personas, las necesidades, las tendencias. La biología sigue gritando que debemos movernos. Pero atraer a la gente a moverse es cada vez más difícil. Y cuando algo deja de ser útil, simplemente desaparece. ¿Será ese el destino de Acción?

Miles de personas han pasado por nuestras puertas. Hoy, sólo un pequeño porcentaje sigue con nosotros. Si todos siguieran activos, seríamos una comunidad de más de 12.000 personas. ¡Doce mil! Si tan solo lo hubiéramos hecho mejor, si tan solo hubiéramos encontrado cómo encantarlos y hacer que se quedaran. Tal vez seguirían moviéndose con nosotros. Pero cambiaron. Nosotros también. Nuestros caminos se separaron. Algunos siguen en movimiento, otros simplemente lo dejaron ir, abandonaron.

Hace más de cinco años comencé un proceso de mentoría. Una de las primeras preguntas fue: “¿Cómo visualizas tu salida del negocio?”
Mi respuesta fue tajante: “No quiero salir. No me interesa dejarlo.”

Ni la pandemia cambió eso. Ni los momentos difíciles. Pero algo pasó. Algo se movió. Y por primera vez me permito pensar la posibilidad de un después. Me ronda la idea de dedicarme a otra cosa. Tal vez esta pelea ya fue. Tal vez Acción es lo que es, y le tocará envejecer. Y tal vez, también, le tocará hacerlo sin mí.

No quiero que muera. Quiero que viva para siempre. Pero ya no sé si eso depende de mí. Tal vez ya hice lo que me tocaba. Tal vez sólo estoy cansado.

¿Y ahora qué?

Tengo muchas ganas de hacer cosas. Me encanta el coaching, ayudar a otros, conectar. Me gusta entrenar personas, en cualquier ámbito. Me apasiona aprender y enseñar. No sé si este sentimiento es parte de la nostalgia del aniversario, del peso del tiempo, o si realmente se está abriendo un nuevo capítulo. A veces uno solo necesita escuchar a su “animalito” interno.

A los hijos hay que dejarlos ir. Hay que permitirles crecer. No ahogarlos. No asfixiarlos. No hacerlos dependientes. Uno como padre debe aprender a soltar.

¿Será momento de dejar ir a Acción? ¿Dejarlo crecer sin mí?

No lo sé. Aún no tengo la respuesta.

Pero por primera vez la pregunta cobra sentido.


Comentarios

Entradas populares de este blog

Decisiones y cambios

Hombres de Acción

¿Que hago acá?