¿Que hago?

A veces me siento a reflexionar sobre cómo llegué hasta aquí. En que momento tomé tanto vuelo. Esta locura del emprendimiento comenzó como algo “extra”, como un hobby en mi tiempo libre.

Quería dedicar parte de mi vida a algo que me apasionara. No hubo gran lógica, ni grandes razones. Solo un deseo, algo faltaba y no lograba entender que era. Una voz interna que me empujaba, incluso cuando los números decían otra cosa, cuando nada tenía sentido. Y le hice caso.

"Vamos a hacer un box de CrossFit". Una idea más emocional que racional. Pero ahí empezó todo, ahí cambió todo.

En el camino, algo se encendió en mí.

Resolver problemas. Enfrentar desafíos. Cada vez que algo me decía "no puedes", algo más fuerte dentro de mí decía "vamos". No sabía bien hacia dónde iba, pero seguía lo que hoy llamo mi instinto, mi voz. Esa voz interna me hablaba de movimiento. De personas recuperando vitalidad. De adultos mayores entrenando, familias riendo, comunidades floreciendo. Salud. Alegría. Sentido. Un proyecto que al principio parecía solo un box de CrossFit se empezó a transformar. Tomó vida propia. Nació Acción.

¿Se parecía a otros boxes? Claro. Pero con el tiempo, empezó a mostrar sus diferencias.

Nuestro camino comenzó a dibujarse con más claridad.

Y en ese camino vinieron los tropiezos. Porrazos duros. La motivación no siempre estuvo arriba, pero la convicción nunca desapareció. Aunque el "por qué" a veces era difícil de explicar, siempre estuvo ahí, no se lograba expresar, pero lo veía, lo sentía. Y cuando el proyecto creció… también llegó su caída.

Una sacudida fuerte. Un quiebre.

Problemas que habíamos ignorado. Errores acumulados.

Duele mirar de frente lo que no queremos ver: que no somos perfectos, que no todo lo que brilla es oro.

Pero también en esa oscuridad llegó la honestidad. La aceptación. Dejamos de mentirnos. Dejamos de fingir que éramos solo un box de CrossFit. Empezamos a abrazar lo que realmente somos. Hoy ya no me confundo: Acción no soy yo. Y yo no soy Acción.

El proyecto vive mientras tenga sentido. Mientras sea valioso para otros.

Yo solo trato de seguir la voz que me ha guiado desde el inicio.

Esa voz que me enseñó que no necesito definirme por lo que hago, sino por lo que soy.

Soy padre. Marido. Coach. Mentor.

Soy emprendedor. Cinturón blanco. CrossFitero.

Soy una suma de vivencias, errores y aprendizajes.

Pero, sobre todo, soy el intérprete de una voz interior que nunca se ha apagado.

Y mientras esa voz siga hablándome, voy a seguir intentándolo.

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