¿Qué debería ser? ¿Quién soy? ¿Quién quiero ser?

Durante los últimos años estas preguntas han rondado mi cabeza. Suena bastante filosófico y efectivamente la respuesta de cada una de estas preguntas requiere un análisis introspectivo, requiere el mirar hacia adentro y tratar de entenderse a uno, como persona. Pongo estas preguntas juntas porque creo que para la mayoría de nosotros representan un continuo. Creo que en gran medida todos vivimos atrapados en estas preguntas y hacemos, lo mejor posible, por tratar de responderlas de la manera precisa y por sobre todo responder la pregunta correcta.

¿Qué debería ser? La más dura de todas, a mi parecer, y la que nos tiene atrapados a la mayoría. Esta sensación de cumplir las expectativas del resto. Debemos afrontarlo, como seres humanos nos importa la opinión del resto. Somos seres sociales y lo que opinan los otros es parte de las cosas que nos importan. Queremos pertenecer, queremos que nos quieran, queremos que nos aceptan. La presión social, presión del grupo. Hay en etapas de la vida en la que responder esta pregunta pareciera fundamental. Nuestra necesidad de pertenecer es lo que nos guía en el día a día. Es muy fácil perderse en esto y debemos tener mucho cuidado de construir nuestra identidad en base a esta pregunta. Todos de cierta manera hemos caído en más de una ocasión presas de esta pregunta y nos hemos quedado atrapados persiguiendo sueños ajenos, expectativas ajenas. Acá mezclamos dos conceptos complejos, las expectativas ajenas, es decir vivir para lo que otros esperan de nosotros y la necesidad de complacer a los otros, que ya es vivir buscando la aceptación de otros. Pese a que pareciera similar viene de fuentes distintas. Uno sucumbe a la presión del grupo, el otro se alimenta de la aceptación. Pero ambos, de cierta forma nos pueden llevar a perder el rumbo y terminar enredado la definición que tenemos de nosotros como personas.

Es muy fácil detenerse a juzgar esta pregunta. Pero debemos entender de que no estamos libres de ella. Nuestro entorno es parte fundamental de lo que somos y ejerce una fuerte y constante influencia en nuestras vidas. Incluso al punto que muchas veces somos incapaces de identificarlo, simplemente es parte de nuestra vida. Es más, creo que a veces cometemos el error de "llevar la contra" a esta pregunta y en realidad nos está mostrando un camino válido, que puede terminar alineado con quién quiero ser. Es lo lindo de como se entrelazan estas preguntas.

¿Quién soy? Creo que la pregunta en si reviste tantas aristas que de sólo leerla me siento agobiado.  Acá es importante entender que es lo que te define como persona. Tus valores, tus acciones, tus conexiones, tus sueños, tu trayectoria. No es tu carrera, ni la posición en la que juegas en tu equipo de futbol, no es el deporte que practicas, es una mezcla única y especial. Si, todos somos una mezcla única y especial. Debemos entender que eso no nos hace valiosos por defecto, pero si nos da la posibilidad de ser muy valiosos. No somos nada tan fantástico, pero tenemos el potencial de serlo. El desarrollar nuestra individualidad termina siendo nuestro activo más valioso. ¿Quién soy? De cierta manera es como elijo ser cada día, los roles que encarno y como los encarno. Es mi presente y mi realidad. Es mi identidad que viene de la suma de experiencias, vivencias y aprendizajes. Es como soy con las personas y como soy conmigo mismo. Incluye parte de la pregunta quien debería ser y también parte de quién quiero ser. Se ve constantemente influenciada por estas preguntas. Lo importante es nunca claudicar en la lucha de entender "quién soy", esa es la verdadera batalla diaria que no debemos dejar de dar.

¿Quién quiero ser? El mundo de los sueños, esperanzas y anhelos. Creo que esta parte es fundamental en la construcción de nuestra identidad, trata de la esperanza, trata de nuestro destino. Hacia donde queremos llegar y en quién nos queremos convertir. Es indudable que, quien soy, se ve o debería verse constantemente influenciado por esta pregunta. Las transformaciones actuales deberían ser una consecuencia de esta pregunta. Sólo puedo influir en el presente, en el ahora y puedo ir moldeando mi identidad para convertirme en esa persona que añoro, en cumplir mi sueño. El quién quiero ser puede ser un ejercicio doloroso, porque necesita de la aceptación de que estamos incompletos, de que no somos suficientes. Pero está bien, porque es parte de nuestro camino. No podemos ser, todo lo que queremos ser, sin recorrer el camino, sin tener un punto de partida y un lugar de destino. Lograr cambiar, lograr despojarse de tu identidad, de tus creencias, en la búsqueda de ese nuevo ser, de esa persona en la que nos queremos convertir.

No se a que iba con todo esto que escribí. Son sólo ideas que rondan mi cabeza. Tiene que ver con como me construyo y me entiendo. Es increíble lo difícil que es cambiar y lo constante que es en nuestras vida. Cómo incluso nuestra identidad se ve en constante metamorfosis, lo que nos lleva en muchas ocasiones a perdernos. Enfocarnos mucho en lo que deberíamos ser, presa del entorno y de otros. El enfocarnos mucho en el futuro, perdiendo lo importante de la construcción del presente. El perdernos en nuestro ego y encerarnos en nuestra identidad actual, imposibilitando nuestra evolución, cerrando las puertas de desarrollar todo nuestro potencial.

¿Quién soy?

Es una mezcla, difícil de entender.


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