¿Y si pasara lo peor?
Septiembre del año 2020, el maldito año de la pandemia. Durante el mes de Septiembre tuve que comenzar a activar los "planes B" del proyecto salvemos Acción. Cuando empezó todo el revuelo de los encierros y distanciamiento, y nos obligaron a cerrar las puertas, además de despojarnos de la posibilidad de trabajar, comencé a activar una serie de mecanismos para sobrevivir. Estos mecanismos tenía un "peor escenario" y este escenario tenía un límite de tiempo. En Septiembre se cumplía ese límite de tiempo. En resumen, no habíamos logrado generar los ingresos para poder seguir adelante y la deuda superaba con creces lo que podíamos pagar. Era el momento de tomar decisiones difíciles.
Recuerdo la sensación de ese momento, la sensación de impotencia. El sentirme completamente "a merced" de la situación. El sentir que ya no había nada más que hacer y que todo arrancaba de mi control. Sentirme a la deriva y como una víctima del desenlace. Recuerdo el querer escapar, simplemente deshacerme de todas mis responsabilidades, me sentía completamente atrapado en mi suerte. Por otro lado reinaba en mi un sentimiento de injusticia. ¿Qué hice mal? ¿Porqué llegué a esto?
Luego de todo ese golpe de realidad, comienzo a actuar. La sucesión de eventos respondió a un actuar instintivo. Hoy agradezco en parte mi reacción. Creo que fue fundamental para poder seguir aún, después de 4 años, luchando por este lindo proyecto.
Lo primero que hice fue escribir. ¿Porqué? He descubierto en esto una manera de botar mis emociones. Muchas veces lo que escribo es un poco inconexo, como mis emociones, a veces me cuesta darle forma a estos relatos, porque busco que sean honestos, y para ser honesto, lo mío nunca ha sido la redacción o la escritura. Me arrepiento de no haberle dado mayor foco a temprana edad en mi vida. Para variar me desvié de la idea principal. Cuando me vi enfrentado al desenlace del peor escenario decidí escribir. Escribí acerca del cierre del proyecto, lloré un poco mientras escribía. Dejé plasmadas mis emociones en ese relato y comencé un proceso de aceptar el término de una etapa.
Lo segundo que hice fue buscar "recuperar" el control. Lo dejo entre comillas porque en realidad es la sensación de control. En un momento sentía que no tenía salida, que estaba completamente atrapado. De a poco fui reflexionando y entendiendo el escenario donde estaba parado. Recuerdo la frase de mi mentor, "esto también va a pasar". Así como todo lo que he enfrentado en la vida y la verdad, este no es el fin, acá no se acaba mi historia. Mi familia está bien, sigo teniendo mis sentidos, mis capacidades, mi experiencia, mi actitud. Me di cuenta que esto podía ser el cierre de una etapa y el comienzo de una nueva. A pesar del dolor que sentía, seguía teniendo muchas alternativas y que podía elegir, que siempre puedo elegir.
Por último recuerdo con claridad el momento que tomé una decisión. Una de las más duras que he tenido que tomar en el ámbito laboral. Decidí seguir con el proyecto, a pesar de todo. En esos momentos todo parecía indicar que la mejor decisión era dejarlo hasta ahí. Tratar de evitar más daños y pensar en cerrar todo, simplemente no continuar. Era la decisión más racional. Acá terminó siendo fundamental escarbar en mis valores, en mi propósito. En ese momento decidí que quería "morir peleando". Que probablemente esto iba a significar mucho más dolor, mucho más incomodidad. Sabía que esto iba a enojar a muchos (existen muchos que a la fecha aún no me perdonan por esta decisión). Decidí pelear por el proyecto y quien me quisiera acompañar era bienvenido, quien se interpusiera en mi camino, sería mi enemigo. Suena duro. Pero real. Así fue como recuperé el control de mi destino.
Nade de lo que viene después ha sido fácil. Han pasado muchas cosas en estos 4 años y lo cierto es que quedan muchas dificultades por las que seguir peleando. Pero el principal aprendizaje para mi está en enfrentar esos momentos que "sentimos estamos atrapados". No lo estás. A veces pareciera que no tenemos alternativa. Siempre la tenemos, pero no queremos enfrentar esos dolores, esas decisiones difíciles. Lo cierto es que cuando accionamos ese camino, recuperamos el control, recuperamos nuestro poder de decidir hacia dónde enfocamos nuestra vida.
No estás atrapado en ese trabajo que odias, tienes opciones. No estás atrapado en esa relación, parece difícil, pero puedes decidir salir de ahí. No estás atrapado en tus hábitos o tus círculos viciosos. Está en ti salir. No eres una víctima de tu entorno, tienes el poder de cambiarlo. Pero no es fácil, nunca es fácil. Que el miedo a enfrentar ese doloroso desenlace no te frene a recuperar el control de tu vida, debes enfrentar ese "peor escenario", te darás cuenta que no es el fin. Esto sólo se acaba con la muerte, hasta ese momento, tenemos el control y tenemos mucho que decir.
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