Nunca te rindas, ¿Nunca?
Nunca te rindas, me encanta como suenan esas palabras, parecen música para los oídos. Algo pasa con esas batallas, historias épicas, que nos hacen disfrutar, que nos hacen vibrar. Esas historias que pareciera que son construidas en imposibles y que nos envuelven. Por algún motivo disfrutamos de las tramas de David y Goliat, cada vez que presenciamos una disputa entre dos equipos y hay uno que es más débil en el papel, algo pasa dentro de nosotros que queremos ver al más débil ganar, que queremos presenciar esa hazaña, esa victoria improbable. Cada vez que jugamos en contra de las probabilidades pareciera que el juego se vuelve más entretenido, más desafiante. Pareciera que queremos enfrentar esos imposibles, queremos mostrar que podemos dar vuelta las probabilidades. Muéstrame un imposible y me estás desafiando a lograrlo. Suena inspirador, suena poético. ¿Pero vale la pena luchar por todo?
¿estamos siguiendo adelante por las razones correctas?
¿Realmente estoy dispuesto a nunca rendirme, pese a las consecuencias que pueda traer esto?
Muchas de las historias de los centros de entrenamiento caen en estos conceptos. Tramas poéticas, luchas épicas contra el sistema. CrossFit nace un poco de esta búsqueda de desafiar el status quo, cambiar el sistema, desafiar al mundo del fitness. Plantear un modelo "abierto", que todos pueden ir ayudando a construir. Emprendedores, equipados de burpees, sentadillas, sueños y pasión. Queriendo influir, hacer la diferencia. "Constrúyelo y las personas vendrán". Así fueron los primeros años de CrossFit, los años de rebeldía contra el sistema. Esos días quedaron atrás y muchísimos boxes quedaron atrás también en el proceso. Cientos desaparecieron, muchos sobreviven, pocos la rompen, muy pocos destacan. Sueños terminan, inversiones que se pierden, comunidades que desaparecen, personas que dejan de lado la actividad física porque simplemente su lugar desaparece.
¿Y si damos vuelta las probabilidades?
No me malentiendan, me gustan las historias épicas. En los libros que leo, Me gusta enfrentar imposibles, cuando dispongo del tiempo y recursos para hacerlo. Me entretienen los desafíos, cuando se trata de mis entrenamientos. ¿Mi negocio? Con mi negocio me gusta jugar con mis probabilidades a mi favor, me gusta tomar riesgos calculados y no depender de los sueños, prefiero depender de mis fortalezas y prepararme para ganar.
Construyamos centros de entrenamiento sólidos, que tengan las probabilidades a su favor, que estén construidos para triunfar, que estén desarrollados para lograr el éxito. Para que cada día existan más posibilidades y que más personas se mantengan en movimiento.
¿Cómo hago esto?
Tomándome en serio lo que significa ser dueño de un negocio. Dejando de tratar mi negocio como un hobbie o un proyecto paralelo y empezar a trabajarlo como se desarrollan los negocios. Lo divertido es que no es ciencia de cohetes, no se trata de descubrir la pólvora. Se trata de cambiar el foco y entender que somos dueños de un negocio y tenemos que volvernos eso. Gerentes de nuestro negocio. Para eso debemos cambiar nuestro foco, debemos aprender nuevas herramientas, debemos desarrollar nuevas habilidades, que poco tienen que ver con las sentadillas y los burpees y mucho tienen que ver con construir un EERR (Estado de Resultado), un plan de marketing o manuales de procedimiento y protocolos. Información existe de sobra en todas partes. Yo los puedo ayudar. Pero lo que principalmente esto necesita es un cambio. Es que tiene que existir un cambio de identidad. Ya no soy atleta, ya no soy coach, ahora debo entender que mi rol es distinto, es otro, y que para cumplir ese rol debo cambiar, para poder jugar con las probabilidades a favor. Para dejar de tratar de escribir una historia épica y comenzar a armar las bases de un proyecto diseñado para triunfar.
¿Entonces me rindo o no?
Debemos entender que el análisis debe ser racional y no emocional. No debemos pensar que estamos en una batalla épica, debemos construir las bases sólidas de nuestro negocio que nos permita ser Goliat, y no David. Acá es donde se hace necesario revisar los números, los indicadores y tal vez llegó el momento de rendirse. No pasa nada, no es nada malo. A veces los proyectos funcionan, a veces simplemente aprendemos.
Después de la pandemia me tocó cerrar varios proyectos y han vuelto a nacer otros. Lo que más siento es que me demoré mucho en hacerlo en algunos casos. Nos cuesta soltar, nos cuesta dejar ir.
Nunca te rinda dejalo como una frase para el gimnasio. En los negocios, a veces hay que rendirse.
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