El principal y más hermoso regalo que recibiremos en nuestra vida

Hace un par de días mi hija fue a pasar unos días junto a mi madre, su abuela. Como parte de las improvisadas vacaciones y como una manera de cambiar de aire. Al cabo del par de días mi madre trae devuelta a mi hija, con una bolsa llena de juguetes y regalos. Por supuesto que ella sonreía y feliz me contaba de sus nuevos juguetes. Al cabo de un rato no pude evitar pensar en su pieza llena de juguetes y como cada día la veo menos usar estos. Esa alegría por tener no se contrasta con el real uso y cumple más el objetivo de conseguir eso que no tienes más que el utilizarlo y disfrutarlo. Nuestras expectativas respecto a lo que queremos se "desinflan" rápidamente luego que lo logramos. Es esa extraña carrera por llegar a la cima que sólo nos entrega una satisfacción esporádica que se esfuma rápidamente y una vez que lo logramos cambia nuestra atención al siguiente objetivo.

Conseguir eso que añoras y no disfrutar de aquello que posees.

Al parecer eso es una máxima que se repite en todos nosotros los seres humanos. No me cabe duda que este rasgo es uno de los esenciales de la evolución. Nos genera el ir a buscar más, el no dejar de querer más. Pero a su vez nos hace descuidar cosas que realmente importan. Por ejemplo, que no somos capaces de valorar el regalo más valioso que recibiremos en toda nuestra vida. La maravillosa maquina que es nuestro cuerpo humano.

Cuando nacemos pasamos a tener propiedad sobre una maquina con tecnología de punta, que ni siquiera somos capaces de entender. Lamentablemente no tiene un manual de instrucciones. No tiene mantenciones programadas y está diseñado para funcionar de manera bastante efectiva en las peores condiciones. Durante los primeros años debemos aprender a usarlo. Desde un punto de vista mecánico debemos ir afinando la maquina, preocuparnos de entender su funcionamiento. Luego viene el entender el complejo procesador que comanda y organiza su funcionamiento, operaciones lógicas y otras no tanto. Entender el funcionamiento de la razón y la emoción, como estos "gobiernan" el funcionamiento de esta maravillosa maquina. A medida que vamos creciendo y vamos entendiendo su funcionamiento podemos convertirnos en nuestra mejor versión. Entender que cuidar y nutrir nuestra máquina nos va permitir acercarnos a nuestra mejor versión y lograr todo aquello que nos proponemos. El cuidar de esta increíble pieza de tecnología nos permite desarrollarnos mejor. Cuidar nuestra salud nos trae enormes beneficios que nos permiten ser mejores seres humanos. Vivir más alerta, vivir más felices y mejor.

Pero así como sucede con los juguetes, somos muy malos para valorar aquello que tenemos. Una de las características más valiosas que poseemos es nuestra salud y pareciera que no nos importa su existencia, hasta que finalmente la perdemos. Hasta que por primera vez nos encontramos con la cruda realidad de la enfermedad y pareciera que nuestro "perfecto" regalo está fallando. En variadas oportunidades nuestro cuerpo se recupera. Y esa alarma de enfermedad muchas veces no es capaz de encender las alertas necesarias para concientizarnos de que debemos empezar a cuidar este maravilloso regalo. No nos preocupamos, no le damos el cuidado que requiere y nuevamente nos veremos enfrentados a la enfermedad o principalmente a la ausencia de salud.

Nos cuesta valorar mucho lo que tenemos y vivimos añorando aquello de lo que carecemos. Esta continua trampa nos hace vivir una vida más vacía, nos quita sentido y nos desvía del camino.

Ayer en una conversación de paternidad, aquel con el que conversaba me dejó una frase que me quedó resonando. Quiero enseñar a mi hija que el regalo más valioso que va a recibir en toda su vida es su cuerpo, es esta maravillosa pieza de tecnología que es el cuerpo humano y que debemos aprender a cuidarlo para lograr ser la mejor versión de nosotros mismos. Creo que nada me haría más feliz que poder entregarle herramientas a mis hijas para que se desarrollaran para lograr ser la mejor versión de ellas. Creo que es un lindo objetivo para todos.

El primer paso es simple. Empezar a valorar más aquello que tenemos. Cuidar de aquello que poseemos y disfrutar más el día a día. Ser conscientes de el error de diseño que puede significar el añorar lo que no tenemos. Vivir menos en la construcción de lo que podríamos tener y sonreír cada día por aquello que si tenemos. No es una tarea fácil, pero vale la pena. Al menos seguiré intentándolo.




Comentarios

Entradas populares de este blog

Hombres de Acción

La luz del faro

El relato de una tragedia