Buscando la inspiración
Ya han pasado 2 semanas desde que logré sentarme a escribir. Simplemente no he logrado encontrar un espacio, o eso elijo pensar. Lo cierto es que últimamente mi mente no logra encontrar el foco. Lo que hace algunas semanas parecía tan claro hoy se encuentra entre una nebulosa y pareciera que nada es como parece.
Siento que he vivido estas últimas semanas al límite de mi velocidad. Tratando solucionar 50 cosas al mismo tiempo y pareciera que nada se soluciona. Manteniendo un ritmo frenético de trabajo y de cumplir con mis responsabilidades de la vida. Parece que el ritmo no para, los problemas no se detienen y que el tiempo no alcanza para nada. De cierta forma, se que es una trampa. Que nada es como realmente creo. Que el esfuerzo que estoy imprimiendo día a día en lo que hago encontrará su recompensa. Lo importante es recuperar el foco. No perder el objetivo.
A veces logro tomarme un respiro. Mirar hacia lo recuperado, dar un poco de perspectiva y recordar dónde estábamos hace 6 meses atrás, o como estábamos viviendo hace un año atrás. Inevitablemente mi mente a veces se va más atrás. A recordar cuando las cosas estaban aún mejor. Cuando no había COVID y los proyectos sólo florecían, cuando parecíamos invencibles. A veces extraño esos momentos, me gustaba la creatividad y libertad que me permitía esa etapa. Podía dedicar mucho más de mi tiempo a crear, a buscar como solucionar problemas relevante. Hoy sigo en parte tratando de sobrevivir.
No se si esta "crisis" creativa tenga que ver con que voy a cumplir mis 40 años. Hay algo de ese número que me tiene intranquilo. Siento que se me está acabando el tiempo, que no voy a alcanzar a hacer todo lo que quiero, que no voy a poder llegar a la meta. No paro de preguntarme, ¿estaré llegando a la mitad de mi vida? Es extraña esa sensación de urgencia, de que se me termina el tiempo. ¿Tiempo para que? Trazo metas en mi cabeza. Trato de imaginar que construyo la vida que quiero, a veces siento que me alejo, otras que voy en el camino correcto. Es errático el andar y complejo de profundizar.
Parte un nuevo día, llegó al box y veo en la entrada un cartel que me grita "nunca te rindas". No se si llegué a la mitad, si las cosas van a mejorar o van a empeorar. ¿Se me acaba el tiempo? La verdad que no lo se. Pero controlo el aquí y el ahora. Tengo claro que rendirse nunca ha sido una opción. Que vengan mis 40 años y todos los que tengan que venir, no me voy a rendir.
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