La autoconfianza
Me gusta levantar pesas. Nunca he entendido con claridad porqué. Simplemente se que me entretiene, me genera una descarga de adrenalina que me resulta adictiva. Me cuesta describirlo con palabras, me es difícil expresar de que trata. Ya son muchos años de enfrentarme a esto. Fueron más de 10 años en los gimnasios tradicionales, con ejercicios menos complejos. Estos últimos 9 años han sido de dominar otras técnicas de levantamiento de pesas, pero no obstante se mantiene esa "rica" sensación de levantar pesado.
Estas últimas semanas me he dedicado más a impartir clases. En particular me tocó una clase que le enseñábamos a los alumnos un movimiento de levantamiento de pesas, el power clean. Este movimiento, al tener aceleración, resulta bastante complejo. Pero una vez que vas dominándolo te permite entender las transferencias de fuerza a través de nuestro cuerpo y como somos capaces de generar un alto "output" de energía, si y sólo si, todas las piezas funcionan en sincronía. En la clase que impartí me tocó ver de todo. Aquellos partiendo en el proceso de aprendizaje, sin mucha habilidad pero con muchas ganas de aprender, aquellos que con unos pequeñas indicaciones logran entender rápidamente el movimiento, algunos que ya lo conocían que se van re encontrando con estos complejos y entretenidos desafíos. Voy viendo como de a poco en el trabajo algunos van cargando más peso. Se vuelve entretenido, al menos para mi se vuelve entretenido. Veo una mezcla de miedo, de ansiedad y de determinación en las caras de cada alumno. Jugamos con una delgada línea. Sabemos que las cargas deben ser graduales, pero también queremos verlos superarse, que vayan entendiendo. Sabemos que con una barra vacía es menos riesgoso, pero que necesitamos sentir las cargas para aprender a transferir la fuerza, para poder liberar la fuerza de nuestras cadenas musculares. Me tocó vivir lindos momentos en la clase. Personas que por un momento del día se enfrentaron a algo que temían, lo intentaron. Algunos lo lograron, otros fallaron. De eso se trata.
En lo personal estas semanas he tratado de volver a cargar con más peso mi cuerpo. Lentamente me voy sintiendo mejor y quiero ir por un poco más (al parecer es una constante de mi personalidad o ¿somos todos los seres humanos así?). Voy preparando mi cuerpo hasta que me voy acercando a aquellos pesos que se que son desafiantes. Aquellos que en algún momento fueron parte de lo que lograba mover sin problema y hoy son un desafío. Curiosamente en este punto siempre debo luchar con mis pensamientos. Llego un punto dónde empiezo a sentir desconfianza, dónde empiezo a no creer en mis capacidades. La barra se siente más pesada de lo que solía sentirse. El peso se siente distinto, las cargas se sienten distintas y empiezas a dudar. Lo intentas una vez, reconoces el movimiento y en ocasiones lo dejas caer. Te sientes incómodo, se siente muy incómodo, no como lo recordabas. De un momento a otro decides dejar de pensar y te vuelcas de lleno a intentarlo. No importa el resultado, pero cuando logras doblegar tus pensamientos es dónde encuentras el punto de inflexión dónde las cosas pasan. ¿Que pasa? El resultado no importa, en serio no importa. Eventualmente esa carga volverá a ser parte de tu repertorio. Lo que si importa es esa batalla de recuperar tu confianza. Esa que pones en ti, no en los otros. Esa que te muestra de lo que eres capaz. Esa que silencia a tu Ego cuando te dices que no puedes y con acciones te muestra que si puedes, o que al menos estás dispuesto a intentarlo.
He escrito mucho acerca de recuperar la confianza en las personas, pero poco respecto a el proceso interno de recuperar la confianza en mi, en lo que hago, en lo que quiero lograr. Me duelen todos mis fracasos, me duele haber sentido que iba en la dirección correcta y caer de manera estrepitosa. Me duele todo lo que le hizo el COVID a mi vida, a mis proyectos y a mi confianza. Me duele dejar de creer en mi. Pero no vine a quejarme, vine a construir. Da mucho miedo volver a intentarlo, se siente incómodo, incluso cuando sabes que ya lo has hecho antes. Sientes que no vas a poder, hasta que te convences una vez más a intentarlo. No sabes el resultado, pero que importa, no se trata del resultado, se trata de vencer tus propios pensamientos y recuperar ese motor interno, ese que te mira al espejo cada mañana, el que te muestra el camino. Se trata de sentir nuevamente que si puedes y que lo seguirás intentando hasta lograrlo.
De a poco vuelvo a sentir que puedo, que quiero intentarlo y que lo que una vez construimos lo volveremos a levantar. No se si hoy o mañana. Pero estoy decidido a intentarlo una vez más.
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