Cómodo en la incómodo
Día uno de la 3era reapertura de nuestro local de Providencia. Las instalaciones constan de alrededor de 600 metros cuadrados de espacio de entrenamiento divididos en 3 áreas. Cada una de las áreas se encuentra con ventilación natural al encontrarse sin techo y contamos con medidores de CO2 para ir corroborando las condiciones de ventilación. Adicional a esto, cada persona que entrena con nosotros tiene su equipamiento propio y la distancia entre cada alumno es cercana a los 3 metros. Se siguen protocolos de distanciamiento, se sanitiza después de cada clase y los coach que dirigen la clase lo hacen con mascarilla. Cada persona que ingresa al box debe completar un formulario permitiendo trazabilidad perfecta. Una vez que la persona termina su clase debe abandonar las instalaciones.
Volver a juntar al equipo. Un equipo que ha sido golpeado una y otra vez. No puedo dejar de hacer énfasis en este punto. Cada vez que enfrentamos el cierre de nuestra operación nuestro equipo debe cargar con el peso de la incertidumbre. Una vez más ver como los despojan de su fuente laboral y empezar a buscar formas de enfrentar la situación. Porque te quitan tu fuente de trabajo y las cuentas siguen, las responsabilidades persiguen y todos te miran con cara de "reinvéntate", como si eso fuera tan simple y fácil. En la realidad de volver a juntar al equipo debemos buscar quienes vuelven, algunos ya tienen otros trabajos y dado que se ven más estables, volver a intentarlo con nosotros no parece tan buena opción. Armar los horarios de trabajo es todo un desafío pero más duele el daño que le hace esto a las personas con las que trabajamos.
Esta vez comenzamos con menos horarios. Ya decido ser más cauto. Mi confianza está mermada y las escases de recursos lleva a la necesidad de tomar decisiones más "seguras". Partir con los horarios punta, ver como reaccionan las personas, si se van llenando abrir más horarios, volver a buscar disponibilidad de trabajo dentro del equipo, esperar las primeras fiscalizaciones.
Debemos volver a revisar los procesos, cada uno de los puntos de contacto. Volver a "calibrar" la app que nos ayuda con las reservas y los pagos. Diseñar un proceso de "congelar" y "descongelar". Funcionalidad que nunca pensamos tener que incorporar de la forma que se dio. Nunca imaginamos estar más de 350 días cerrados (la sucursal de Providencia ha estado cerrada 351 días desde que comenzó la pandemia).
Una vez más, debemos reunirnos con los arrendadores, negociar como ir gradualmente haciéndonos cargo de nuestras obligaciones financieras. Revisar gastos y cuentas que no dejan de llegar, volver a hablar con los Bancos, tratar de renegociar deudas una vez más.
¿A que van todas estas líneas? Es incómodo, es difícil, es extraño. Pero simplemente es lo que debemos aceptar, es a lo que debemos adaptarnos. Podemos elegir excusas o buscar la forma para, que a pesar de las dificultades, podamos superar este nuevo desafío.
Volver cómodo lo incómodo, nunca tomó tanto sentido esa frase.
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