La incomodidad

Ya van 308 días. El día 17 de Marzo, después de casi 7 años, el proyecto en el cual tenía dedicado mi vida cambio por completo. Desde ese punto en adelante he tenido que adaptarme, aceptar cada uno de los golpes y lidiar con medidas que constantemente me parecen injustas. Cada cierto tiempo me pasa que a mi mente vuelve a "lo que era". Con nostalgia recuerdo como eran mis días, como disfrutaba la construcción de este proyecto y como podía día a día buscar nuevas formas de lograr mi propósito. No puedo evitar pensar lo afortunado que fui, a pesar de la nostalgia, me siento un afortunado de haber vivido y disfrutado todos esos años de proyecto. Pero todo eso no es más que un ejercicio inútil construido por nuestro sesgado mecanismo de los recuerdos y lo que vivo hoy a pesar de no ser perfecto también esta lleno de puntos altos y positivos.

A pesar de que 2 de nuestros proyectos aún siguen sin poder funcionar, la sucursal de Las Condes es hoy por hoy el lugar que permite mantener con vida a Acción (agonizando y resistiendo). Pero acá tenemos la posibilidad de seguir entregando salud y buenos hábitos a las personas. Cada día vemos como gente se acerca a nosotros buscando salir de lo cómodo, de lo fácil y deciden intentar hacerse cargo de sus hábitos, de su salud y como eligen vivir. Me toca ver cada día a un grupo de compañeros apasionados por lo que hacen. Que aman enseñar y ayudar a otros, lejos de la fama y solamente guiados por la vocación, por el amor por lo que hacen. Ver esa lucha cada día me llena de orgullo. Desde las 6 AM tengo la posibilidad de compartir con personas que creen en este proyecto, muchos que cruzan la mitad de Santiago para poder compartir de 45 minutos de desconexión, de risas, de frustración y por sobre todo incomodidad. Porque sabemos que no es fácil, pero vale la pena. Constantemente recibo palabras de aliento de alumnos, de miembros de la comunidad de Acción, de parte de este lindo proyecto que me alientan a seguir, que me piden que a pesar de lo difícil, que no baje los brazos.

Todo eso es parte de aquello en lo que decido enfocarme. Pero lo cierto es que también cada día está lleno de momentos difíciles. Los problemas financieros, después de todo este tiempo se han acumulado a un punto impensado. Cada día que pasa vivimos con la incertidumbre que nuestras ineptas autoridades decidan cerrarnos nuevamente. Enfrentamos cada día denuncias de personas que nos ven como "un peligro para nuestra sociedad". Me toca enfrentar salidas del equipo y personas que deciden abandonar este lindo proyecto, porque simplemente ya es muy difícil seguir. Lidiar con la injusticia de que nuestro local de Providencia siga cerrado, a pesar de no tener techo es un recordatorio constante de que estamos en una pelea que se ve muy difícil de ganar.

Cada día está lleno de dolor, de lucha, de incomodidad, de una sensación constante de querer arrancar, de no querer seguir 

Y ya van 308 día de incomodidad, que pareciera no va a parar.

No puedo evitar pensar en la forma como entrenamos. Cada día buscamos superar nuestros límites. ¿Como? Simplemente buscando aprender a sentirnos cómodos en lo incómodo. Aprendiendo a seguir adelante a pesar de que nuestra mente nos grita que paremos. Tratar de "aguantar" un poco más. ¿Porqué cuando entrenamos hacemos esto? Simplemente sabemos que la respuesta fisiológica, la adaptación que se genera es la meta, Sabemos que al final del túnel está la luz, sólo no conocemos el largo del túnel.

No se si en algún momento me comenzaré a sentir bien con todo esto. O si llegaré a un punto dónde esto sea "normal". Ya no se si después de la tormenta viene la calma. O si debemos entender que vivimos en una tormenta y es dentro de esta que debemos aprender a encontrar la calma.

No se si todas estas líneas ya hacen sentido o si simplemente es un testimonio de lo incómodo que me siento. 

Por ahora decido seguir luchando en la tormeta, aunque ya las líneas que escribo dejaron de tener tanto sentido

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