Lo que aprendí el 2020
Se acerca el cierre de este 2020 y por supuesto llega el momento de hacer el análisis respectivo. Sacar en limpio lo que nos dejó esta experiencia y tratar de mirar hacia el futuro. Aunque siendo bien honesto, sigue bastante difícil proyectar un futuro.
Este año partió lleno de sueños y miedos. Para el proyecto
que lidero, sabía que iba a ser un año difícil. El 2019 había sido de alta
inversión, un año de construir nuevos proyectos, por lo que el 2020 se
proyectaba como un año decisivo para consolidar cada uno de estos. También
estaba toda la incertidumbre que nos acarreo la crisis social en la que estamos
envueltos, que hacia aún más impredecible nuestro futuro, aun así no teníamos
idea de lo que nos esperaba.
Por supuesto que el primer aprendizaje que saco de este 2020
fue a desprenderme de mis planes. El lograr “dejar ir” y adaptarme a lo nuevo
que venía. No niego que fue muy difícil en un inicio. Constantemente queremos
estar en control de las cosas y a momentos tenemos la falsa sensación que así
es, que logramos efectivamente manejar nuestras vidas. La pandemia llegó a
recordarnos que esto no es así y que debemos estar siempre preparados para
enfrentar cosas que salen de nuestro control. Por otro lado, no solo fue dejar
ir planes, también tuve que aprender a dejar ir las cosas materiales. Muchas
cosas que tomaron años en construir y que se destruyeron en cosa de meses. Mi
oficina, que me generaba un orgullo enorme, el proyecto de Fasten y no está de
más apuntarlo, pero todo lo que se destruyeron los hábitos de las personas, que
tanto nos ha costado ayudar a construir. Muchas cosas se destruyeron y tuvimos
que aprender a dejarlas ir.
Este año me mostró también un Daniel mucho más maduro. Que
logró dejar ir a las personas que había que dejar ir, que no querían seguir
aquí. Siento que eso, en el pasado, me hubiese derrumbado. Hoy he aprendido que
existen personas que van a ser importantes en momentos de la vida y simplemente
esos momentos pasan. Que hay relaciones en las que uno invierte mucho y aun así
terminan. Uno se queda con el lindo recuerdo de lo que significó. He aprendido
a no guardar rencor en esas relaciones y realmente desear lo mejor a aquellos
que no me desean lo mismo. La vida tiene muchos altos y bajos, me siento muy
orgulloso de haber logrado la tranquilidad de dejar ir las relaciones que
simplemente ya no deben continuar.
Pero, así como dejé ir relaciones, logré estrechar otras. Me
permitió conocer de mejor forma aquellos que realmente comparten mis
convicciones. A los que están dispuestos a ir conmigo hasta el final. Creo que
este año me mostro lo mejor y lo peor de algunas personas. Elijo quedarme con
lo mejor de algunas y dejar ir lo peor de otras.
Este 2020 fue de poner a prueba mis convicciones. Porque a
pesar de todo, de que lo golpes no han parado, sigo luchando por lo que creo.
Sigo intentando de encontrar la forma de cambiar nuestra sociedad. De tratar de
darle el espacio al deporte y la actividad física en la vida de las personas. A
pesar de que pareciera que nadie lo ve como algo importante. No puedo negar que
me ha dolido el sentir que el discurso “es de la boca para afuera”. Que las
autoridades se llenan de frases cliché en base a la importancia de la actividad
física pero no hacen absolutamente nada (nada que funcione) para promoverlo. He
incluso pareciera que no existe un entendimiento real entre la actividad física
y la salud de las personas. Me parece tan triste enfrentarme a esa realidad.
Pero también es un excelente diagnóstico, que me permite aterrizar mi ego. Me
permite entender que lo logrado en estos 7 años (que en algún momento parecía
mucho) no ha generado impacto alguno.
Así como es importante destacar lo que se ha perdido,
también debemos ver aquello que nos ha entregado este año. Tuve la fortuna de
pasar mucho tiempo junto a mi familia. Que me entregó ese amor incondicional
que te levanta de cualquier golpe. Que te hace sentir bien, cuando realmente
uno siente que todo está mal. El pasar este momento con mi familia y valorar la
importancia que tienen en todo lo que hago es el gran regalo que me llevo de
este 2020. Ver crecer a mis hijas, sentir el apoyo de mi pareja día a día. Sentir
que están día a día con una sonrisa, un abrazo ayudándome a ponerme de pie de
cada golpe.
Ha estas alturas, aún sigo sin saber si lograré levantar
nuevamente mis proyectos. Acción sigue luchando día a día por no morir. Pero
sigue también recibiendo cada día más golpes que hacen la tarea más difícil.
Mis convicciones siguen claras. Decidí, hace un buen rato, que lo voy a
intentar hasta el final, que no importa cuanto duela, que voy a tratar de que
este proyecto no muera, porque no merece terminar así. Pero eso, es una de las
tantas cosas que no dependen de mí.
Mientras, seguiré
disfrutando de las cosas buenas que si me entregó el 2020. Los lindos mensajes
de parte de la comunidad. La posibilidad de hacer clases y entregar salud a las
personas. La hermosa familia que he construido junto a mi pareja y el lindo
equipo, los maravillosos compañeros que aún siguen creyendo en este loco
soñador incansable. No importa lo que depare el 2021 estoy preparado!!!
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