¿Cuando es demasiado?
Hace un par de semanas esta pregunta había dejado de rondar mi cabeza. Se que soy terco, obstinado, me cuesta identificar cuando tengo que cambiar, porque sé que no me gusta el cambio. Creo que a todos nos hace sentir incómodos, por eso no queremos enfrentarlo. Pero llega un momento que las señales te llegan una tras otra y debemos preguntarnos si ya fue suficiente.
Las pérdidas han sido muchas en todo este tiempo, he perdido gran parte del equipo que me ayudaba. Con el que construíamos este sueño de Acción CrossFit. Por diversos motivos se alejaron. Algunos por el cansancio de la pelea, otros por los conflictos que sacó todo esto a la luz, algunos simplemente se desencantaron del proyecto y otros creo que reaccionaron de manera impulsiva. Sólo el tiempo dirá si fueron o no buenas decisiones.
Cuando pasamos al apartado de pérdidas económicas nos encontramos con una triste realidad. Durante estos 9 meses sólo hemos generado pérdidas. Más allá de los esfuerzos que hemos levantado por generar algo de ingresos que nos permitieran amortizar parte de las pérdidas, después de tanto tiempo el acumulado de pérdidas es enorme. Punto aparte el aumento exponencial de los niveles de deuda y la realidad de los créditos que ya están siendo cobrados, mientras seguimos sin la posibilidad de operar.
Perdimos las oficinas, uno de los sueños que siempre tuve, dónde desarrollamos el proyecto. Cerramos Fasten, nuestro proyecto de rehabilitación deportiva. Un lindo proyecto, por el cual pasaron grandes profesionales, pero que nunca fue capaz de salir del modelo clásico de atención de salud. Simplemente en esta realidad cayó presa del abandono rápido del buque de aquellos que lo conformaban.
Esta parte es un poco más triste, al menos para mi, ya que perdí la confianza. O al menos creo que sufrí un fuerte ajuste en este apartado. Durante el tiempo que he desarrollado el proyecto de Acción me fui llenando de confianza. De una certeza de que lo estaba haciendo bien y que el camino era el correcto. Cometí muchos errores, pero siempre fui logrando que "la raya para la suma" fuera positiva. Ese sentimiento me fue llenando de confianza. De ganas de cambiar el mundo, de ganas de lograr ese impacto positivo en el mundo con el que tanto sueño. Llegué a sentir que era posible.
He perdido el apoyo de tantos en este tiempo, de los que más me duele, de los alumnos, de los miembros de la comunidad. Parte esencial y fundamental de este proyecto, que se han ido desencantando de nuestro trabajo. Se han sentido traicionados, ya sea por decisiones difíciles que he tenido que tomar en esta etapa (como subir precios o salidas de miembros del equipo) o simplemente por considerar que la forma que hacemos las cosas no es la correcta. Se que he cometido muchos errores, pero cada una de las decisiones que he tomado ha buscado velar por el bien de la comunidad de Acción y sus integrantes. No todos lo ven o lo entienden así.
Terminé por perder toda esperanza en nuestras autoridades. Desde que comencé este camino me he dado cuenta que la actividad física o el deporte no importa al aparato estatal. Simplemente está catalogado como parte del ocio, que más allá de ser necesario, nunca va a ser una prioridad. Soy incapaz de entender de como, existiendo tanto estudio, tanta evidencia, del impacto positivo que tiene la actividad física en la población, tenemos un estado que no incentiva la práctica deportiva, que no le preocupa las altas tasas de sedentarismo y obesidad que tenemos en nuestra población. O si le preocupa, simplemente no hace nada para revertirlo. Todo lo sucedido en esta etapa simplemente me ha confirmado que en esta pelea estamos solos.
Desde los inicios del proyecto me ha impactado lo difícil que es abrir un centro de entrenamiento. La cantidad de burocracia que uno tiene que enfrentar de parte de las incompetentes Municipalidades. Si se está tratando de abrir un centro de entrenamiento para la comunidad, considero que debería ser responsabilidad de la Municipalidad facilitar el que esto se logre. Existe un directo beneficio a las personas que son parte de la comuna. No entiendo como no son capaces de ver esto.
Otro apartado no menor ya tiene que ver con nuestras autoridades de salud. Dónde el modelo reactivo sigue imperando y dónde nadie es capaz de entender los efectos del deporte en la salud de las personas.
Tiene depresión?, pastillas,
Problemas hormonales? pastillas
Colesterol alto? pastillas
Hipertensión? pastillas
Diabetes tipo 2? pastillas
Y un largo etcétera de "problemas" autoinflingidos que tratamos de arreglar con farmacología en vez de entender que son nuestros propios hábitos los que nos están matando. Pero esto no es extraño tampoco. Nuestros profesionales de la salud son campeones de los malos hábitos, son parte del problema y no de la solución.
Como consecuencia de todo lo expuesto, durante todas esta etapa de pandemia, el deporte y la actividad física ha sido tratado como última prioridad. Como algo completamente irrelevante para proteger el sistema inmune de las personas (que hasta que no exista una vacuna es la única real defensa contra el COVID19).
Y aquí sigo, después de 9 meses. Recibiendo golpe tras golpe. Tratando de mantener el sueño en pie a pesar de que todo me indica lo contrario. Trato de creer que no es por ser terco, que tengo razón en seguir intentandolo. Pero simplemente ya no estoy seguro de lo que estoy haciendo. He ido perdiendo la fe. Y llegan nuevos golpes y esto pareciera que no va a parar.
¿Ya fue demasiado?
¿Estoy siendo terco?
No se si existe la respuesta que busco, mientras sigo peleando(o siendo terco)
Comentarios
Publicar un comentario