El alcance de los sueños

Los seres humanos poseemos esta maravillosa cualidad. La posibilidad de imaginar cosas que aún no suceden, el poder diseñar escenarios en nuestra mente que nos transportan a un futuro que nos gustaría acceder. Esta capacidad va trazando nuestros objetivos, va trabajando y moderando nuestras expectativas del futuro, por lo tanto, también es el culpable de nuestras alegrías y decepciones.

El ejercicio es simple, o al menos así pareciera. Simplemente cerramos nuestros ojos por unos instantes, calmamos nuestra mente e imaginamos el futuro que queremos forjar. A menudo, hablando con mi hija de 7 años, me cuenta lo que quiere hacer cuando grande. Me ha contado sus sueños de ser manicurista, masajista, bailarina y un largo etcétera. Por un lado, veo la inocencia de sus palabras y por otro me maravillo con la capacidad de diseñar, desde tan temprana edad, distintos escenarios.

¿Y Cuándo los sueños se convierten en realidad? El puro impulso de soñar es simplemente eso, un ejercicio de la imaginación. Cuando empezamos a ejecutar los sueños es que nos encontramos con los sentimientos asociados. Aquí aparecen las dificultades y se comienzan a cerrar las diferencias entre los sueños y la realidad. Todo aquello que imaginamos en nuestra mente comienza a “aterrizar” y nos encontramos con miles de variables que no hicimos parte de esta futura realidad. Es por eso que los sueños son lindos. Carecen de esa triste realidad, rara vez soñamos con las dificultades de alcanzar el objetivo y simplemente construimos este camino idílico que nos llevará a la consecución de nuestro sueño.

Creo que lo que más me duele que me quitó esta pandemia fue la posibilidad de seguir soñando. Me despojó de ese ejercicio diario de imaginar un futuro mejor cada día. Tuve que cambiar por completo mis sueños. Tuve que dejar de pensar en el futuro que quería construir para pensar en como protegía lo que ya había construido. Como evitaba que todo se desmoronara.

Estoy cansado se sentir que ya no puedo soñar. Lo extraño demasiado.

Tal vez llegó el momento de cerrar los ojos e imaginar nuevamente el futuro que quiero construir...

 

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