¡Y a nadie le importa!

 

No se si es una pataleta o simplemente parte del sentido de desesperanza que se ha ido acumulando en estos meses. Pero de cierta forma siento que, a nadie le importa. Me siento ignorado día a día y no les voy a mentir. Duele.

Cada día, me levanto con una energía renovada, literalmente dispuesto a ser una mejor versión de mi mismo, con mi objetivo claro, y cada día veo como realmente a nadie le importa. Mis palabras se pierden en el vacío, no quedan más que en declaraciones de buenas intenciones. Sin capacidad de influir, de modificar o cambiar la trayectoria actual.

No me malentiendan, a todos les preocupa. Pero a nadie le importa. ¿Cuál es la gran diferencia? Todos reconocemos el problema, sabemos que existe y que debemos hacernos cargo. Pero cuando importa, cuando debemos actuar, dónde nuestras acciones deben alinearse con nuestras palabras, el momento del real esfuerzo, a nadie realmente le importa.

Muchos creerían que al enfrentar la adversidad se generaría un cambio en nuestras prioridades. Que al vivenciar la fragilidad del ser humano y enfrentarnos a la mortalidad como una certeza, empezaríamos a modificar ciertos comportamientos autodestructivo, que cambiaríamos nuestro “árbol de decisión”. Tal vez motivados más por el miedo que por la razón, pero lo importante es movilizarnos hacia la acción. Pero veo con tristeza como a nadie le importa.

Tenemos una real responsabilidad con nuestra salud, hoy más que nunca. Tenemos herramientas de sobra para hacernos cargo, para cuidarnos y para mantener nuestro sistema inmune en buenas condiciones. La actividad física, la alimentación, el cuidar nuestra mente, el cultivar nuestras relaciones sociales. Todas son herramientas al alcance de las personas, que como sociedad deberíamos promover para vivir mejor, pero la realidad es que a nadie le importa. Damos nuestra salud por sentado, creemos que como no estamos enfermos, no es necesario cuidar nuestra salud, es un problema para más adelante. Me preocuparé cuando me enferme. Y esa mentalidad es la que nos lleva a la realidad que afrontamos hoy, con una población obesa, deprimida y sedentaria.  Si tan sólo tuviéramos la respuesta para solucionar eso.

Veo cada día como los recursos se van para empujar el comercio electrónico, las apps y la tecnología. Para empujar el próximo unicornio de startup, lleno de lenguaje del éxito y que va a lograr vender millones de USD. Que importa si el aporte a nuestra sociedad es cero. Lo importante es que se venda caro el día de mañana. Armemos todo un aparato que incentive el emprendimiento, pero el que importa, el que genera “platita”, el que genera ventas, no el que genera impacto. No el que ayuda a nuestra sociedad, sino el que mueve la economía.

El deporte, la salud, los buenos hábitos no son prioridad, no empujan la economía, sus riesgos son muy altos y los beneficios muy bajos. Además, que a las personas no les importa cuidar su salud. No lo necesitan, hasta que están enfermos. Pero ahí tenemos un sistema de salud reactivo que los puede ayudar. La prevención no es sexy. A nadie le importa.

Ya van 6 meses que los proyectos principales en los que trabajaba se han cerrado, 6 meses que veo con tristeza como cada uno de ellos se desmorona o cierra, después de 7 años de lucha. Veo cada día como mi equipo se desmorona y cada uno de sus miembros cae sumido en depresiones, crisis existencial y desesperanza. Y me siento indefenso, incapaz y agobiado. Debo liderar un equipo que se cae a pedazos y sin respuestas que darles, más que inspirarlos a que sigan luchando día a día, por algo que pareciera que a nadie le importa. Veo como proyectos que buscan impactar de manera positiva a nuestra sociedad, más allá del beneficio económico, se caen a pedazos y a nadie le importa. Es sólo un negocio más que va a quebrar. No existe diferencia, a nadie le importa.

Se que suena a pataleta y que pareciera algo escrito de la rabia. Pero la verdad es que a mi SI ME IMPORTA. Creo que debemos construir un mundo mejor, creo que es la responsabilidad de cada uno de nosotros de pelear por dejar un mundo mejor del que llegamos. Nuestro tiempo es finito en el planeta, pero lo que podemos dejar, está en nosotros que quede para la eternidad. Ya sea a través de nuestras acciones o de nuestro legado. No quiero dejar de hacer lo que hago, porque en serio a mi si me importa

Puede que se me acaben las fuerzas, los recursos, pero esto aún no se termina, y aunque termine sólo a final del camino, esto a mi si me importa.

Comentarios

  1. Juntos generando conciencia de lo que somos, animales gregarios con intención creadora, superaremos esta alienación construida por el poder y construiremos una mejor sociedad en base al amor.
    Sigue en tu propósito, a varios nos importa y estamos contigo.

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  2. Que si viene desde la rabia no tienes para que pedir disculpas - la rabia es una herramienta potente y sin ella es difícil hacer cambios reales. -Kyle

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