¿Y si nadie me lee?

Este fue uno de los primeros pensamientos que atravesó mi mente al momento de empezar a escribir. Por algún motivo sentí miedo de no ser escuchado. De querer decir mucho y que a nadie le interese lo que tengo que decir, que mis ideas fueran consideradas poco relevantes o que incluso más de alguno las considerara una estupidez.

Por algún motivo, al momento que vamos a comenzar algo y que sabemos que no somos buenos realizando (la medida de “bueno” está solo en nuestras cabezas), dudamos, esa voz interior nos reafirma todas nuestras inseguridades y busca, de alguna forma, el convencernos que no vale la pena el riesgo, que hay tanto que puede salir mal y que no vale la pena intentarlo.

Llevaba ya varios años escribiendo, en el blog de Acción, sin recibir mucho feedback. En general, de parte de mi equipo recibía algunos comentarios, cosas como, “tus post son muy lateros”, “tu redacción es muy mala”, “tus artículos son muy redundantes” o simplemente “al parecer nadie lo leyó”. Durante todo ese tiempo, no recuerdo haber recibido ningún comentario positivo respecto a estos intentos.

Hasta que llegó el COVD-19, en esta etapa decido hacer más íntimo mi proceso de escritura. Pensando en las formas de mantener la conexión con el equipo, tomo la decisión de comenzar a escribir todos los días. Tomar el camino de mayor riesgo y compartir TODAS MIS IDEAS. No dejar que mi criterio las juzgue, sino simplemente exponerlas y dejar que cada uno de uds. las juzgue.Buscar, a través de ese pequeño acto, mantener la comunicación y por qué no, fortalecer el lazo de confianza entre nosotros. Mal que mal, un acto de honestidad es un condimento esencial de la confianza.

Así he seguido, día tras día. Llegué al punto, que mi osadía me llevó a crear mi propio blog. Ahora, no contento con exponerme a mi equipo, decidí, de manera consciente, compartir mis ideas más allá de mi círculo más cercano (la mayoría de uds. no me critica y dada mi posición de jefe del proyecto pareciera que temen criticarme). Buscando desafiarme aún más y dado los pocos resultados que ha generado mi hábito de escribir día a día, decido incluso apuntar a que tal vez, algún extraño, lea parte de mis ideas. Compartir estas con el resto del mundo.

Extrañamente, o no tan extraño en realidad, esta nueva osadía trajo consigo un nuevo mar de cuestionamientos. “Porqué lo vas a hacer, si ya te quedó claro que a nadie le interesa”, “porqué sigues siendo tan egocéntrico que crees que tienen que escucharte”, “realmente te sientes tan especial que las personas deberían leerte”, “recuerda que eres ingeniero, sabes que no eres bueno escribiendo”. Es casi como que pudiera seguir eternamente compartiendo todas las voces de duda que escucho fuerte en mi cabeza.

¿Saben que?, no he parado de escribir y no pienso hacerlo. Soy consciente de que no soy bueno haciendo esto (o que quiero ser mejor). Pero con la práctica diaria sé que soy cada día menos malo. Sé que voy construyendo y que voy a ser malo, hasta que simplemente un día, deje de serlo. OK, ¿pero es necesario exponerse tanto? Mal que mal el ejercicio podría ser para mi y tal vez nunca publicar nada de lo que escribo.

Pero no se trata de eso, el ejercicio es de confianza, es de exponerse al resto. Para generar confianza, uno debe mostrarse al resto, tal cual y como uno es. Aceptando que te puedan golpear, aceptando de que te van a golpear. Alguien se va a aprovechar en el camino, alguien te va a criticar solo para destruirte, pero no importa. Eso no debe destruir tu confianza ni tus ganas de seguir confiando.
Yo creo en cada uno de uds. Se que hacen su mejor intento, se que muchas veces les da lata leer estas líneas. Pero también sé que a más de alguno los he “tocado” con mis mensajes. Se que a más de alguno le ha servido en este tiempo para seguir adelante y se que he logrado la conexión que busco con alguno de uds. Se que están ahí. O al menos elijo creer eso.

Se que, a pesar de que la desconfianza hoy es mirado como un acto de inteligencia. Yo elijo ser tonto, elijo ser vulnerable, porque quiero construir esa confianza que nos permita construir cosas increíbles. Se que solo no puedo, que necesito de cada uno de uds. Y si para eso debo superar mis miedos y no dejaré de trabajar en intentarlo. Hasta que todos juntos, aprendamos a confiar más y a superar nuestros miedos. ¿Que es lo peor que puede pasar? ¿Que simplemente nadie me lea?

Nota: Esta es una carta que escribí a mi equipo durante la pandemia. El mensaje es para ellos, pero aplica para el ejercicio desarrollado en este blog también.

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