¿y si enseñáramos todos los deportes mixtos?

 

¿Por qué hombres y mujeres practicamos deporte separados?

Hoy quiero dedicar estas líneas a mis hijas y quiero, por unos segundos compartir mi preocupación respecto al mundo en el que van a crecer. Se que me arriesgo a ser criticado y que puedo herir susceptibilidades con lo que escriba, pero hago el ejercicio porque me parece necesario plantear mis argumentos. Y quise partir con una pregunta, en realidad el texto a continuación va a estar plagado de preguntas, que por más que las piense, no les encuentro una respuesta.

Mi hija, que actualmente tiene 6 años, está tomando clases de ajedrez online y parte de las clases son algunos torneos en los que se inscribe. Uno de esos torneos tenía categoría hombres y mujeres. En un principio no noté la diferencia, me pareció algo normal de todos los deportes, pero al volver a analizarlo, no fui capaz de entender el motivo. ¿Existe algún argumento que desconozco, respecto a el razonamiento lógico de hombres y mujeres que debería determinar que uno de los géneros este en posible desventaja ante el otro?

Recuerdo desde pequeño, que el mundo del deporte funcionaba por separado. Mis acercamientos iniciales a la actividad física vinieron del colegio, dónde siempre existía esa separación. En los años en los que crecí no existía el fútbol para las mujeres. El deporte del fútbol era 100% para hombres. ¿La razón de esto? Honestamente, crecí pensando que, por algún motivo biológico evolutivo, las mujeres no podían patear una pelota. Con el tiempo he conocido mujeres “buenas para la pelota”. Después pensé que se trataba de temas de envergadura física. El mejor jugador del mundo, Lionel Messi, mide 1,70 cm y pesa 72 kilos. Si ese fuese el motivo probablemente a Messi no deberíamos haberlo dejado nunca jugar al fútbol.  La última razón que se me puede ocurrir, los niños son más bruscos que las mujeres. Probablemente esto pueda ser cierto, la testosterona nos hace seres más violentos (hasta dónde entiendo). Pero si esto es así, ¿no sería importante que aprendiéramos desde pequeños a jugar con las mujeres en vez de separarnos y “simular” como si viviéramos por separado?

Existían también por supuesto los deportes “para mujeres”, al menos en mis tiempos a las mujeres se les invitaba a jugar voleibol, hockey o atletismo. Nunca entendí por qué los hombres no podíamos ser parte de estas disciplinas. Recuerdo ya grande haber conocido un hombre que jugaba hockey, me pareció extraño, en mi mente era un deporte de mujeres.

Recuerdo también como la mayoría de los niños salíamos asquerosos de las clases de educación física. Hediondos, transpirados, sucios y rasmillados. Cuando ibas a ver a las niñas, después de las clases ellas, en su gran mayoría, no se veían así. Se mantenían “perfectas” (otro adjetivo que debemos borrar de nuestro léxico para referirnos a alguien). Esto me hizo crecer pensando que las mujeres tal vez no transpiraban o simplemente podían hacer deporte sin “desordenarse”. A mis 38 años puedo asegurar que esto no es así. Cuando uno juega “con todo” o entrena de verdad, es requisito quedar cochino, hediondo y desordenado. Es 100% sinónimo de esfuerzo y ¿eso es lo que buscamos no?

La educación física cumple un rol fundamental en nuestra sociedad. Lamentablemente no le damos la necesaria importancia. Mas allá de educar a nuestros cuerpos, nos entrega valores del deporte, de la sociedad, del trabajo en equipo, de perseverancia, esfuerzo, de disciplina que son invaluables. El rol que debiese cumplir el deporte y la educación física es clave y lamentablemente sigue siendo una de las materias que se les recortan horas, que casi ya son opcionales. Seguimos creyendo como sociedad que debemos darle mayor importancia al razonamiento lógico, dejando de lado aquello que desarrolla nuestras habilidades blandas (hasta suena despectivo que unas habilidades sean duras y otras blandas). Hoy por hoy creo que todos reconocemos que parte de la crisis que vivimos tiene más que ver con como nos comportamos como seres humanos, más que nuestra capacidad de resolver ecuaciones complejas. Nuestros problemas van más por el lado de las conexiones humanas que del razonamiento lógico.

El día de mañana tendremos equipos de trabajo mixtos, dónde compartirán hombres y mujeres, pero en la etapa más importante de la vida, creamos estas separaciones estúpidas. Que nacen de prejuicios antiguos y que no son un aporte para disminuir las brechas entre hombres y mujeres. Nos privan de la posibilidad de disfrutar y comprender, desde pequeños, la importancia de trabajar unidos y que no importan las capacidades físicas, hombres y mujeres, trabajando en conjunto podemos lograr grandes cosas. Incentivar la competitividad (concepto tan vapuleado) de manera sana, nos permite a todos avanzar, mejorar y brillar.

La pregunta debe quedar planteada

¿y si enseñáramos todos los deportes mixtos?

Mi hipótesis es simple, si enseñamos desde pequeños a los niños a practicar deporte juntos, les enseñamos que no existen barreras desde pequeños. Generamos un ambiente de sana competencia dónde se potencian las habilidades físicas de todos. Si, existen diferencias físicas entre hombres y mujeres. Pero también existen diferencias físicas entre los hombres y entre las mujeres. No estamos buscando la selección mundial de un deporte. Estamos buscando inculcar valores, enseñar acerca del trabajo en equipo, acerca de ganar y perder, acerca de disciplina y esfuerzo, buscamos educar a nuestra sociedad, a crear una mejor sociedad. Y no me cabe duda de que de esta forma iríamos en la dirección correcta. Llevamos años haciendo las cosas de la misma forma. Hoy en día identificamos que tenemos un problema como sociedad, debemos nivelar la cancha para hombres y mujeres. Pero si en vez de tratar de poner “parches” arreglamos el problema desde las bases, desde el inicio. Empecemos desde ya a enseñarle a nuestras futuras generaciones aquello que añoramos. Un mundo dónde hombres y mujeres juguemos juntos, compartamos juntos, trabajemos juntos y aprendamos juntos. Al menos, es el mundo que sueño para mis hijas.

Comentarios

  1. Pensaba en tu reflexión, cómo la perspectiva deportiva de separarnos afecta el desarrollo infantil. La verdad nunca me gustó jugar fútbol, era y sigo siendo nulo para jugar a la pelota. Como nos separaban entre hombres y mujeres en la clase de deporte, y mis amigos practicamente todos se ponian a jugar a la pelota, unos pocos nos quedabamos a la deriva, y aunque las mujeres jugaban básquetbol y voleybol (deportes que sí me atraían) no podía jugar con ellas. El resultado fue que nunca fui bueno para nada deportivamente.

    Fueron varios años que en perspectica incidieron en mí en forma negativa en términos de desarrollo deportivo y social, haciendo un análisis más duro creo que generé una aversión a competir. Y no creo que por el miedo a perder, por que al elegir equipos siempre era de los malos que nadie quería en su equipo, y realmente eso no me afectaba mucho, sino más por que simplemente ese deporte no me gustaba y al momento de jugarlo ma aburría, jugaba solo por no quedarme solo.

    Creo que el argumento de envergadura corporal, que comparto que es de poco sustento, se suma a tal vez una visión de segregación sexual, quizas por querer evitar contactos físicos y más aún en colegio católico, que tienen una obsesión en la segregación sexual.

    En resumen creo que cabría más una separación por categoria de capacidades que por sexo, de manera de trabajar por objetivos que apunten al desarrollo de habilidades en un contexto más amable.

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  2. Gracias Gabriel por tu reflexión. Y que bueno ver que pese a esa mala experiencia hoy te mantienes entrenando y disfrutando de la actividad física.

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