Cuando se termina la confianza

Es difícil entender como sucedió. De cierta forma siento que crecí en un mundo que carece de este valor. Veo en nuestras autoridades, como los intereses personales superan a los del colectivo. Crecí en un mundo dónde las empresas, por definición, velan por el bien de sus accionistas y no por el de sus clientes o empleados. El trabajo en equipo cada día más fue reemplazado por sueños de individualidad, con una búsqueda de destacar por uno mismo, por el talento específico o por simplemente ser mejor que el otro. Esta mal entendida competitividad, que nos hace ver a nuestros compañeros como rivales y no como piezas fundamentales de una construcción conjunta. En nuestro sistema educacional somos evaluados como individuos. Nuestras metas de "performance" siempre son respecto a nuestros logros y la mera insinuación de metas colectivas pone a todos a temblar. ¿Por qué? Simplemente porque no confiamos en nuestros compañeros. Porque queremos depender de aquello que sabemos podemos controlar y no somos capaces de confiar en el esfuerzo conjunto. Porque tristemente, no confiamos.
 
Llevo creo que unos 5 años tratando de aprender acerca de liderazgo. Leo incesantemente literatura que me permita entender más acerca de esta cualidad del ser humano. Y mientras más me sumerjo en esta tarea más comprendo como nuestra sociedad individualista nos aleja de los ideales de liderazgo y la lógica del trabajo en equipo. Desde que intento de entender más y aprender más acerca de liderazgo, me encuentro con el valor de la confianza como piedra angular de los equipos. Leo e incluso experimento junto a mi equipo, como el confiar es fundamental para lograr realmente trabajos en conjunto. Para obtener esa ansiada suma de las partes mayor que el todo. Por otro lado, observo con tristeza como estamos "seteados" para desconfiar. No creemos en nuestros compañeros de trabajo, desconfiamos de nuestros líderes y sus intenciones, 
Por último somos parte de el colectivo que llamamos empresa, la cual hoy en día goza de una de las peores reputaciones de la historia. Cada vez que uno simplemente nombra a la empresa, siente como el ambiente se vuelve frío y los grupos de personas se vuelven rápidamente a la defensiva. Lamentablemente hemos usado a la empresa en muchas ocasiones para escudar nuestros errores de liderazgo, nuestra falta de visión o simplemente nuestros errores de gestión, que muchas veces son pagados de manera injusta por nuestros empleados. Ergo, nos encontramos en una realidad dónde cada uno de los miembros del equipo, pese a tener que trabajar por una meta colectiva, no confía en que sus compañeros efectivamente quieran lo mejor para él.

¿De dónde nace la confianza? De cierta forma esto es lo primero que debemos preguntarnos. Cuando construimos relaciones sabemos que es una variable dependiente del tiempo. Pero no sólo del tiempo, requiere acciones constantes en la dirección correcta. Pequeñas y otras veces grandes iniciativas que van permitiendo que este vínculo se vaya generando. Todo proceso de construcción de confianza necesita de actos de vulnerabilidad. Porque aunque no lo queramos, tenemos que dar el primer paso. Tenemos que lanzarnos a esa "piscina" e intentarlo. Es la única manera de generar confianza. ¿Y como construimos esto en un mundo carente de este valor? Como logramos que nuestros equipos confíen entre ellos cuando se encuentra inmersos en una institución colectiva que no creemos que quiere lo mejor para nosotros, que incluso creemos que quiere aprovecharse de nosotros.
Creo que estamos en un punto dónde el primer paso debe darlo la empresa. Siento que llegó el momento de que las empresas tomen la iniciativa y muestren que realmente buscan el bienestar de sus trabajadores. Llegó el momento de cambiar de forma radical el discurso de cuidar a los accionistas y mostrar con acciones (raro juego de palabras) que la principal función de la empresa es y será cuidar de sus personas. Como empresa debemos generar ese ambiente colaborativo y si queremos cambiar la forma como nos perciben debemos dar el primer paso.

Como toda iniciativa de generar confianza, esto reviste riesgos. Las confianzas se encuentra tan quebradas que probablemente nos encontremos en situaciones de incomodidad. Esto no va a ser creado de la noche a la mañana, necesita de un esfuerzo continuo, de múltiples fracasos pero de la convicción de que independiente del resultado, es lo correcto y se lo debemos a nuestras personas.
Debemos restituir el valor del esfuerzo colectivo. El trabajo en equipo como piedra fundamental de la construcción de nuestra sociedad. Debemos restituir la confianza y para lograrlo debemos realizar sacrificios genuinos, por el bien de nuestros equipos. Por el bien de nuestra sociedad. Por el bien de nuestros sueños. 



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