Reforzando Hábitos
Durante mi vida nunca logré ser cercano a los libros. Siempre me pareció una labor de mucho esfuerzo. Necesitaba lograr concentrarme, primer desafío. Segundo desafío, quedarme quieto. Tercer desafío, nada de lo que leí durante mi juventud logró cautivarme. Recuerdo vagamente un par de libros que lograron mantenerme entusiasmado, pero lo recuerdo más bien como una excepción. Tampoco tengo claro hasta que punto realmente lo disfruté, ya que el esfuerzo venía principalmente de la "obligación", tener que leerme un libro por escribir un ensayo o una prueba asociada. Ambas le quitaban bastante del disfrute a la actividad. El tiempo fue avanzando, me encuentro en mi época universitaria. Los libros en esta etapa eran de ecuaciones o física. Libros densos, con desarrollos muy complejos que por lo general el ejercicio de leerlos era una especie de tortura. Al menos para mi se sentía así. En esta etapa el solo pensar en los libros me desanima. Recuerdo unos enormes tomos dónde sólo leer